Espero mensajes en vano mientras sacas de mi toda voluntad
y mirando al techo pasa el tiempo que se esfuerza por detenerse ahí donde está el dolor.
Y no se va, no se va, sigue estando ahí, en el medio, en todo el pecho y transforma la vida en algo insulso y a los demás en mero sucedáneo.
Para apasiguarlo busco en la mente diálogos inexistentes donde mi voz es algo para ti:
La flor es pisoteada, ni en mi mente hay un momento de paz.
El dolor llena todo y me consume... Y solo quiero sufrir en soledad y no ver estrellas nunca más y dejar de respirar y dejar de ser: aquí, en este lugar oscuro, por fin entiendo a quien el amor le volvió la vida antipática y por eso aspiro a la nada.