El mundo tiene formas extrañas de actuar.
Anteriormente había dicho que la vida tiende a darme la espalda y hoy, de manera jodidamente extraña e inmerecida, resulta mostrarse bondadosa. Claramente no es la vida en sí la que se muestra de esa manera sino las gentes que la viven. Las voces de aliento, de ayuda, las manos estiradas ofreciendo pan -manos algunas que nunca hubiese esperado ver- están ahí.
El mundo tiene formas extrañas de actuar.
Lo curioso de todo esto es que me molesta, sigo siendo incapaz de sentirme merecedor de tanto afecto, no sé el porqué de ese comportamiento, pero siempre está ahí, y hoy, entre todos los días ha salido más que nunca a la luz. Es increíble lo bondadosa que puede llegar a ser la vida, aún conmigo, que nada merezco y también es increíble lo que puede llegar a ser la gente... ¿Por qué no puedo ser como ellos? Creo que tendré que tratar de hacerlo, sin duda... Mi alma en estos momentos, independientemente de lo que se avecine y de la definición de estos extraños acontecimientos, está en deuda total con todas aquéllas y aquéllos que extendieron su ser para ayudarme a mí. El único problema y lo que me da más miedo es no saber agradecer, sentirme imposibilitado para mostrarles lo verdaderamente agradecido que estoy con ellos. Tengo miedo de no poder retribuirles de la misma manera.
Definitivamente eso es lo que me da más miedo. Tengo miedo de no ser la persona que ellos y ellas merecen que yo sea.
El mundo tiene formas extrañas de actuar.
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