Dime quién eres y qué quieres. No lo sabes, mirarte al espejo, mirar lo que está más allá de la carne es difícil, pero siempre es necesario, no se puede vivir bien si te alimentas de mentiras propias. ¿Realmente importa algo? ¿Acaso decepcionar a los demás es más importante que decepcionarte a ti mismo? ¿En qué momento dejas de vivir para ti y vives para los demás, preguntándote si ésto o aquéllo está mal? No importa, nada importa, sólo debes tratar de seguir, buscar en tu interior y algún día podrás llegar a la respuesta sobre todo el mal que te aqueja.
Desearía simplemente tener claro todo en mi cabeza, poder tener una pizarra donde enumerar mis virtudes y defectos, encontrar las palabras que los definan y que sean suficientes. Me pregunto si alguien más sentirá como yo. Quisiera poder ser sincero conmigo mismo, tanto para el interior como para el exterior. Siento que vivo en una fachada y me confundo, porque no sé quién soy, soy o no soy, no lo sé, siempre no lo sé. Lo cierto es que dentro de mí la línea entre lo verdadero y lo falso cada vez se difumina más. En algún momento perdí mi esencia, en algún momento me perdí a mí, dejé de ser yo para convertirme en otro, pero quién es ese otro y quién era el anterior. No lo sé, como siempre.
Busco, trato de pensar y no llega ninguna respuesta. Soy una promesa por cumplir, un proyecto inacabado, el germen de algo que no sé qué es. Definitivamente algo soy, simplemente he perdido mi propio rastro, me he encargado de borrar mis huellas mientras avanzo y ahora me encuentro buscando la manera de recuperarlas, pero el camino ya ha sido recorrido y sólo va hacia adelante. Ahora sólo queda mirar con nostalgia lo que fue. Ese "fue" que únicamente puedo predicar del exterior, de los demás y no de mí, porque no recuerdo lo que soy. Quizás algún día pueda descubrirlo, quizás lo que soy ahora termine eclipsando lo que pienso que fui, quizás el teatro se vuelva real, quizás nunca fue teatro, quizás yo soy yo, quizás, quizás. Por ahora todo es incertidumbre, y como toda incertidumbre quema.
Definitivamente pensar es un suicidio, Brando.
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