Buscas y buscas y buscas
la sombra del placer que alivie
el calor de tu tedio.
Lo buscas en las noches frías,
en los acordes de una guitarra,
en las hormigas que caminan por la pared
y en las que cuentan historias.
También lo buscas escribiendo lo que nadie lee,
también lo buscas en el cigarro que corrompe tus pulmones.
*
Rendido esperas la hojarasca
que arrastre consigo el elixir que te alivie.
Momentáneamente.
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