Ver tu cuerpo desnudo, sentir un frío milenario recorriendo la espalda y huir directo a la hoja para tratar de retratar la dulzura de estar tan cerca de la muerte y querer casi que fundirme en eso que eres tú.
Tus senos, tu cuello: lo único importante. Nada más vale en el reino de la ternura cuando se le sumerge a las profundidades de la lujuria.
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