Ni la muerte es tan mala, ni la vida es tan buena.
La muerte con su bello vestido recorre las calles de tu ciudad,
paciente, como es Ella, espera tu puerta tocar, aunque detrás de la misma nadie abrirá,
no importa, tu momento ha llegado ya.
Algunos con felicidad la esperan, pues su vida una lucha no será nunca jamás
y el descanso eterno podrán tomar.
Otros corren, despavoridos, queriendo un poco de vida arrancar.
La muerte no se preocupa, sabe que la vida es su fiel compañera y que ella algo le entregará.
Por fin ha entrado a tu casa y se posa en tu cama, abres los ojos y ves su belleza,
sube en tu pecho y por fin arranca de ti el último suspiro.
- "Ha sido una horrible pesadilla."
Pero ya muerto estás.
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