La chica perfecta

Abrió la puerta y todos los reflectores se posaron sobre ella. Los camarógrafos dejaron tirado lo que hacían y comenzaron a disparar con sus cámaras. Cualquier otra persona se habría mareado por la cantidad de flashes y voces, pero ella no. Llevaba ya cinco años siendo perfecta (al menos para todos). Pasaba por la alfombra roja, le gritaban su nombre, ella no los escuchaba, el publico asistente se alzaba en jubilo y nuestra chica perfecta se moría a gotas. Más fotos, menos existencia y el cascaron pronto estaría vacío. Nadie lo sabía, pronto la chica perfecta se consumiría en su propio fuego.

En la sala de una casa cualquiera una niña ve a la chica perfecta. Aspira a ser ella, y un día lo será también para consumirse. Todos quieren ser la chica perfecta, todos quieren ser ella.

El cascaron vacío llega a su casa y aspira e inyecta felicidad por montones. Sus ojos se cierran poco a poco, desenfocando la luz blanca de la bombilla, el agua de la tina recorre sus senos y glúteos duros, su sexo apetecido por muchos y su rostro se hunde. La llama se extingue bajo el agua y la aguja conectada con sus venas le da el último empujón para marchitar el resto de su corazón.

Un pequeño agosto

Eran las tres y el naranja del sol arropaba a todos con su calor. Las brisas de agosto habían llegado y a un niño por fin le compraban su primera cometa. La felicidad tenía forma plástica y cola de tela. Al llegar a casa el niño feliz le informó a sus vecinos sobre su nueva adquisición, les mostró su cometa y luego le dijeron que la volarían. Nuestro niño feliz no sabía manejar esos aparatos, los había visto elevarse en manos de otros niños duchos en el arte de volar cometa, pero él nunca nunca lo había hecho. Cuando le decían para hacerlo con las cometas ajenas él se negaba por miedo a que se quedara enganchada en un poste y tuviese que reponerla, pero ahora no había miedos: TENÍA SU PROPIA COMETA.

A la tarde siguiente el niño feliz y su vecino de unos 15 años subieron al tercer piso de "segundacasa", el joven Diodangel (sus papás eran supremamente cristianos) tomó la cometa y el hijo y la aventó al aire, mientras que la halaba por medio del hilo y soltaba poco a poco. Era un proceso largo y tedioso, pero nuestro niño feliz lo observaba con asombro, ¡era el milagro de volar! Halar, solar el hilo, halar, soltar el hilo. Pronto la cometa estaba encima de la casa de los vecinos, nuestro niño feliz no podía creerlo. Se sentía el dueño del avión, aunque no pudiese pilotearlo. "Oye, préstamelo, yo la vuelo" pero Diodangel siempre le contestaba con negativas, le de´cia que se le podía ir de corte, que esperara a que se elevara, que esto, que lo otro. El niño esperó al lado del joven mientras observaba como poco a poco la cometa surcaba el cielo de las 4 de la tarde y de un momento a otro escucho palabras que le aceleraron el corazón: "toma". Sacó fuerzas de donde no las tenía y tomó el hilo. Sintió la tensión, pensó que tal vez el viento se lo llevaría con todo y cometa y del miedo le trató de pasar de nuevo el hilo a Diodangel, que no se dio cuenta y la cometa se fue volando para nunca regresar jamás. Nuestro niño feliz ya no lo era tanto y un "para eso pides que te compren las cosas" lo terminó de joder.

Nuestro niño no volvió a volar cometas. Tampoco volvió a sentirse así. Pero ese momento se quedó guardado en su mente, hasta el día de hoy, en que bajo el cielo gris y las olas de la playa busca sin fortuna a sus amigos.

Madrugada

Son las dos de la mañana y tus ojos cansados se iluminan con el brillo de la pantalla. Huyes, sabes que cuando ésta se apague y te alejes de los me gustas, los me encanta o los me enoja te toparás de frente con él. No hay nada más ruidoso que el silencio de la noche, el silencio abrumador y ensordecedor de tu ser.

??2

La vida carece de sentido, sin embargo, el ser humano la sigue viviendo. ¿Por qué? Porque la vida misma es inherente a su condición. Aborrecemos la muerte. En nuestra ponderación interna la existencia siempre está por encima de la no existencia.

Desde el futuro...

Muchos años habían pasado desde que el ser humano descubrió la felicidad. En un principio, el hombre gravitaba en torno a ella de modo que era el fin último de la vida, todo lo que valiera la pena debía estar impregnado de esta idea tonta. Lo paradójico de aquello es que ahora que la hemos descubierto huimos de ella, nos fastidia, la felicidad absoluta ahora es nuestra "tristeza", sin embargo, toda historia debe iniciar desde el principio y no el final.

En el año 2150 científicos descubrieron la medicina de la felicidad, había estado rondando la vida de todos desde siempre, pero el compuesto que hayaron era permanente. Todos los caminos del ser humano habían llegado a su fin. En ese momento se tenían varias cosas claras: la felicidad era algo alcanzable, pero pasajero, momentáneo y se podía acceder a ella de muchos modos, desde drogas hasta libros. Sin embargo, las mentes básicas de aquellos años ya lejanos -antes de los 20's- le daban un significado más allá de lo que en realidad era, nosotros la vemos como lo que es y siempre fue: un conjunto de reacciones químicas en nuestro cerebro, ahora permanentes por la droga. Por su parte, Ellos la vanagloriaban y la perseguían toda su vida (aunque siempre estuviera literalmente al alcance de su mano). El ser humano de aquella época arcaica era una criatura extraña que en todo caso ahora desearíamos ser. Ahora, nosotros que somos su futuro sufrimos de felicidad, ahora vemos que la meta final de la vida no es mas que una ilusión. Vivimos felices, siempre, y no es una felicidad falsa, es la misma que sientes cuando vez a tu hijo nacer, no hay diferencia. Tú, humano de antes dirás que estar drogado no es estar feliz, pero tus cientifícos, limitados para su tiempo, ya lo saben.

Actualmente sabemos que la meta del ser humano arcaico es basura y hemos descubierto una mejor, la cuál en nuestra gran sabiduría, consideramos la verdadera, sin embargo aún no será revelada, es necesario mostrar más de nuestro futuro feliz.

Normalmente el día de un humano del futuro inicia viendo el sol, nuestras ventanas se abren solas al recibir el primer rayo y nuestra estrella madre nos despierta con su brillo en la cara. Nos levantamos felices, la vida es bella. Luego, y creo que es lo que hacen la mayoría, van al baño, se ven al espejo y se dicen que son felices, hacen sus necesidades o se lavan los dientes y la sonrisa siempre está en sus rostros. Posterior a eso desayunan, si tienen familia se saludan, van a una mesa, comen, hablan, etc. A los niños de hoy se les da felicidad desde que están en el vientre de la madre, a ella se le suministra la droga y el bebé la recibe. Podrá sonar sorprendente, pero somos felices desde que nacemos. Continuando con la narración te puedo decir que las personas trabajan felices, envían a los niños al colegio a ser felices y luego todos vuelven a casa felices y así hasta el día siguiente.

Dirás: ¿pues qué bien, no? Sé que esa es la vida que sueñas, la meta que quieres alcanzar a costa del sacrificio de algunos años -si tienes suerte- y de muchos, si eres como el promedio. Podría decirte también, que si le preguntaras a alguien sobre cuál es su meta te respondiría algo así como lo que acabo de narrarte: familia, felicidad... Nuestra felicidad.

Te he dicho, pues, que esa felicidad es nuestra "tristeza", aunque suena contradictorio y lo es, más porque yo no sé qué es la tristeza. He buscado en un diccionario y prácticamente decía que era el antónimo de la felicidad, y creo que de una extraña manera así nos sentimos. Muy en nuestro interior. Ahora, gracias a la felicidad permanente no tenemos ninguna meta, a diferencia de ustedes, nosotros ya nacimos con la meta, qué hay después, absolutamente nada, un precipicio. La tasa de suicidio actual es la más alta en 30 años, les llamamos los suicidas alegres. No te puedes imaginar lo perturbador que es ver las noticias y en la pantalla encontrar el rostro ensangrentado o morado de algún ser humano mientras tiene una sonrisa en al cara y nos da felicidad. Nos alegramos por él. Acabar con la vida da felicidad, la muerte es igual a la vida. Somos felices cuando nacen y somos felices cuando mueren, lo somos en el hambre y en la abundancia, lo somos en la guerra y en la paz. Retomando lo que te decía la felicidad actualmente es un estado permanente, no conocemos nada más que al felicidad, tal vez ha perdido significado, pero no lo puedo saber con certeza.

Dentro de unos años saldrá al mercado una nueva droga... La del sufrimiento, esta se tomará, según han dicho en la TV antes de la felicidad. Aparentemente podremos sentir algo distinto, le tengo mucha fé. No puedo esperar a tomar algo de sufrimiento, creo que seré como tú.

Antes de despedirme en los párrafos de arriba te he dicho que sabemos el secreto... Pero mejor dejaré que lo descubras, tal vez si alguien en ese pasado distante lee esto lo sabrá interpretar y sacar del torrente de palabras que acabo de vomitar. Saludos desde el más acá.

Ser, estar, pertenecer.

P.R

Las colillas de cigarrillos danzaban por el piso rojo al son del viento, titilado como luciérnagas y muriendo al instante. El olor a María te recibía con una cachetada, luego te acostumbrabas, todos sacaban su pipa y se fumaban la vida: llenaban sus pulmones de felicidad pasajera. Algunos estaban en cuerpo pero no en mente, observaban las olas del mar mientras pensaban en cualquier cosa: desde la cura para el cáncer hasta cuándo pasaban 24hrs cuando era fin de semana. Otros, por el contrario, observaban a su alrededor, con extrañeza, la transformación de las personas, sus ojos adormilados, rojos, sus bocas sedientas de agua y palabras. Pese a las diferencias entre los dos sujetos cada uno entendía que este lugar era un hogar lejos de casa, un escape a su vida, un piso rojo.

Timidez

Un pequeño simio está encima de tu hombro
Cada palabra que lanzas es una razón más para callar
Al simio no le gusta verte expresar, es resentido, nunca parara.

Abres la boca y su mano se posa en ella
La retiras urgido, pero ahí siempre está.
La idea que una vez tuviste escapó de tus palabras.
El simio está feliz.

Inocencia

Inocencia, a dónde has ido
ya no recuerdo tu rostro
necesito saber cuándo volverás
-nunca jamás-

Inocencia, extraño ver sin desviar
dónde estás
-perdida para siempre-

??

Es una tarea difícil. En un principio, cuando eres pequeño no te preocupa la idea, no sabes que existe. Eres como un animal y te mueves por instinto. Abres los ojos y ves las primeras luces de lo que será tu vida y escuchas las voces que te acompañarán hasta que sean calladas por la muerte. Eres un monton de materia: respiras, comes y defecas. Te deslumbra la vida que no conoces. Desde ese momento inicia un proceso de crecimiento, lo que en principio fuiste dejas de serlo, te comunicas, transformas sonidos en palabras, y sin embargo la idea no aparece en tu cabeza. ¿En qué momento aparece el interrogante? 

Para responder a esa pregunta diré que en la adolescencia. Aparece en esta etapa porque es la de mayores cambios, la sociedad que nos veía como niños de un momento a otro comienza a vernos como adultos. Observamos, esta vez sin deslumbranos (y tal vez con un poco de asco), que a esa sociedad es a la que debemos pertenecer y pronto lo haremos. Pero antes de entrar en ella podemos verla desde lo lejos, como un espectador. Vemos sus movimientos, las interacciones y de un momento a otro nace la pregunta: ¿qué sentido tiene?. Claramente no creo que este interrogante nazca en todas las mentes y no creo que tenga que ver con una cuestión de inteligencia. A algunos se les da y a otros no. 

Una vez nos hemos hecho la pregunta, ella ronda como un mozquito nuestras vidas, la ignoramos a veces cuando obtenemos nuestro opio: diversión o tristeza, amor o desamor, pero sigue allí. Luego de que el efecto de estas drogas pasa, la pregunta nos golpea como un martillo. Nuestra cabeza comienza a sangrar y con la sangre se disuelve esa pregunta, tal vez un poco de ella quede dentro de nosotros y circule por nuestro cuerpo y ahí está: lo que en principio era un interrogante ahora es una sensación. Sentimos que hay algo mal en todo. De un momento a otro, estando en una fiesta, hablando con amigos o caminando te preguntas porqué, para qué. No encuentras una respuesta, la sensación te apriciona, el peso te aplazta y escapas. Vuelves a lo que estabas haciendo, no la respondes y la dejas atrás. Pero qué pasa cuando te mantienes en la sensación... Comienza un proceso sin fin. Las respuestas llegan dependiendo de quién eres. Te dirás que hay sentido en dios, te dirás que hay sentido porque sí o te responderás que no lo hay. La primera de las personas huye de la sensación, la reemplaza por otra mucho más placentera, una que da bienestar y te cobija en las noches frías; la segunda puede que tenga razón o que no, no lo sé. Como yo lo veo responder de esta manera también es huir, es tomar lo general de la pregunta y minimizarla a la existencia de uno, no creo que sea una respuesta verdadera. Por último está la tercera. Cuando se responde que no hay sentido en la vida la sensación no se va, como puede que suceda en las otras, al contrario, se hace más y más latente y es que dar esa respuesta tiene mucha trasendencia, la cual en principio puede pasar desapercibida. Al responder de esta manera la sensación se vuelve un para qué entonces. Para qué vivir si no hay sentido. Para qué hacer esto o lo otro. La tercera de las preguntas es peligrosa precisamente porque lleva a la no existencia. Suicidio. 

Algunos eligirán esa opción. El suicidio por la falta de sentido de la vida, otros, como yo, seguiremos viviendo con la sensación. Esperando más momentos de opio, hasta que de un momento a otro dejemos de ser espectadores y entremos al juego de la sociedad. En ese momento estaremos demasiado ocupados para preguntarnoslo y pronto la sensación desaparecerá.

Un viaje a Medellín (Borrador)

I. TAXI

"Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."
Edwin cerró el libro y siguió observando por la ventana del taxi. Se dirigía al aeropuerto. Por fin, luego de encontrar muchas excusas había decidido realizar su viaje, el destino: Medellín.

En el trayecto de su casa al aeropuerto nunca dirigió palabras con el taxista, pero cuando el conductor se percató de que había dejado de leer decidió entablar una conversación:

- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué? 
Edwin que estaba pensando en lo que acababa de leer salió de sus ensoñaciones  y respondió:
- ¿Cómo?
- Que para dónde vas, man, te vas de viaje, si o qué -contestó el taxista mientras miraba a Edwin por el espejo retrovisor.
- Voy para Medellín... 
- Bacano pai, yo fui por allá una vez, creo yo que hace 8 años, muy bonita esa vaina y las hembritas más.
- Si, si...-respondió mientras miraba por la ventana y asentía con su cabeza.

El conductor, al ver la actitud de Edwin prefirió no preguntar más.

- Déjeme por aquí- dijo Edwin. Y el taxista detuvo el coche, lo acercó al andén y salió para ayudarlo con las maletas. Una vez éstas estuvieron en el suelo Edwin sacó de su billetera, le entregó un billete de 20.000 pesos y se dispuso a entrar al aeropuerto. Atrás se escucho: "¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas qu..."

No le importó, tomó sus audífonos, encendió su música y siguió caminando al son de Raining Blood de Slayer.

II. ESPERA

Miraba al techo, miraba su celular. Lo mismo de siempre, likes, emojis... Hola, chao. Estaba sentado, esperando su hora. En la mano izquierda tenía su celular y en la derecha su boleto: "AH1N1 - Cartagena - Medellín". El avión partiría dentro de tres horas por problemas climáticos. Se dijo así mismo que lo mejor era dormir.

     - ¡Mierda!- escuchó e inmediatamente salió del letargo del sueño, volteó hacía atrás y se dio cuenta de que habían como 10 personas, más o menos, frente a un televisor. Tomó sus cosas y se dispuso a ver qué pasaba. Al llegar ahí vió la imagen:

ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"

     Sorprendido por la noticia Edwin pensó que ese era su vuelo, que se había salvado de morir por quedarse dormido y fue en ese entonces cuando de las bocinas del aeropuerto se escuchó: "Los pasajeros del AH1NI pueden iniciar el abordaje. Los pasajeros del AH1NI pueden...". Enseguida abrió el boleto y rectificó: era su avión. Corrió y abordó. Por fin luego de tantas excusas podría viajar.


III. EN LOS CIELOS

El trayecto continuaba sin contratiempos, Edwin ya había volado por lo que la idea de hacerlo no le causaba ningún malestar. Le tocó el puesto de la mitad en la fila de tres. A su izquierda estaba una mujer que parecía de unos 30 años, él pensaba que era muy atractiva; a su derecha estaba otra mujer, pero ésta era mayor, tenía el cabello canoso y ya estaba arrugada. A Edwin le pareció chistosa la contradicción, muy pronto la joven estaría así y la firmeza de sus senos y muslos se perdería. El por ahora no tenía que pensar en eso, la muerte aún era una posibilidad lejana.
     - Señor, señor, señor...- Y alguien tocó su hombro. Abrió los ojos y miró hacía la izquierda: era la azafata con su bandeja ofreciendo algo de tomar. Eligió un jugo, de mala gana, y se quedó mirando el techo del avión mientras bebía de su jugo, no sabía de qué era, pero estaba bueno así que le dio igual.

     Al terminar el jugo le dieron ganas de ir al baño. Orinaría, se echaría agua en la cara y volvería a su asiento. Volteó a su izquierda y la mujer joven estaba dormida. Pese a que le causaba pena tener que despertarla lo hizo para así poder pasar. Se levantó, "disculpe", y en ese momento sus ojos se cruzaron con los de la mujer. Eran grandes, tanto los ojos como sus senos, que desde su posición se podían ver en su inmensidad. Tenía una blusa un poco escotada, de rayas horizontales de colores negro y blanco. Ella posó su mirada en Edwin, que en ese momento le estaba viendo los senos. Él se percató y sintió un calor recorriendo su cara. Se había sonrojando, acto seguido fue rápidamente al baño.

     - Ya va...- dijo después de escuchar el toque de la puerta. -Ya va...- otra vez - ¡Ya va, carajo!- al oírla por tercera vez. Se lavó la cara, quitó el cerrojo y cuando abrió se dio cuenta de quien tocaba era la mujer joven. Enseguida ella lo empujó y el cayó sentado. La quedó mirando, sorprendido, mientras ella cerraba de nuevo la puerta, se volteó hacía él, lo miró con sus ojos grandes. Se quitó la blusa y se bajó lo que terminó siendo una falda negra.


IV. TIERRA

Estaba feliz, había llegado a Medellín, había tenido relaciones con una mujer unos 10 años mayor que él, bastante atractiva, todo andaba de lo mejor. Pensaba en cómo le contaría a sus amigos la hazaña... También pensaba en que no le creerían. Trató de pedirle el nombre a la mujer, pero en todo el acto ella no dijo ni una sola palabra. No importaba, logró su cometido y estaba feliz.
     Después de hacer todo el trámite salió a la calle a tomar un taxi. En la salida estaban parqueados muchos así que escogió al primero que le dijo "a la orden". Dio la dirección y miró por la ventana  la ciudad que lo recibía. Iría un rato al centro y luego tendría que tomar un bus para ir a un pueblo a las fueras donde se quedaría a dormir los días que estaría allá. 

     En el viaje al centro no pasó mucho, luego de pagar al taxista entró a unos locales comerciales y compró unas manillas y un collar que le llevaría a Camila como detalle por permitirle quedar en la casa de sus abuelos. A Camila la había conocido por casualidad, una amiga de él se la presentó en una fiesta y se hicieron amigos enseguida. Tenían poco en común, y eso lo hacía perfecto. Se complementaban de una manera extraña. Mientras que ella era una especie de sol en todos los lugares que iba, Edwin era un poco como el brillo frío de la luna. Ella era ruidosa mientras que Edwin un poco más taciturno, pero así estaba bien, Camila le sacaba las palabras a la fuerza a Edwin y siempre terminaban teniendo conversaciones de lo más interesantes. Hablaban de todo, desde el mal de amores que Edwin sufrió por años y del que Camila se reía porque "usted no merece una pelada así, deje de ser tan bobo, acá y allá hay mucha pelada bonita y usted atrás de esa" y siempre que decía "esa" le salía su sonrisa característica, también hablaban de la vida, del paso del tiempo y cuando estaban borrachos discutían si Dios existía o no.

     Después de 45 minutos por una trocha llegó a la casa de los abuelos de Camila. Era grande, tenía dos niveles y en el primero había una piscina, estaba bellamente decorada con flores de muchos colores y el piso era de un anaranjado pálido el cuál contrastaba perfectamente con la decoración. "¡Edwin!" y bajó corriendo las escaleras y lo abrazó. -Ven, qué quieres, agua, jugo... Dime. Edwin le preguntó que dónde dejaba las maletas, que dónde dormiría, pero ella no le prestaba atención, quería hablar de otras cosas y luego se preocuparían por esa nimiedades. Pronto se hicieron las 12, habían hablado de muchas cosas, como siempre. Camila le había comentado que más tarde saldría a una rumbita cerca, que si quería ir le dijera, pero Edwin estaba cansado y adicional a eso no le gustaban las rumbitas. Prefirió irse a dormir y Camila se fue.

     Edwin se levantó a la madrugada, sudando, había tenido una pesadilla de lo mas extraña. En ella se veía así mismo en un avión, sentado del lado de la ventana, a su lado había un joven, más o menos de su edad y más allá otra persona, sabía que era hombre, pero no identificaba cómo o quién era. En su sueño Edwin se asomaba por la ventana y se veía así mismo viejo, canoso y arrugado. En ese momento despertó. Decidió que lo mejor era salir a tomar un poco de aire, revisó su celular y eran las tres de la mañana. Entró a WhatsApp y miró los estados, Camila había montado uno hacía 10 minutos, así que supuso que todavía estaba en la fiesta. Caminó hacia la cocina, tomó un vaso de agua del refrigerador y luego fue al baño, cuando se miró al espejo se vio viejo, canoso y arrugado. Enseguida despertó.

V. TIERRA 2

- Tuve una pesadilla bien rara, marica. Me desperté primero porque según yo estaba soñando y luego me volví a despertar cuando me desperté, una vaina extraña. Como dos pesadillas en una. Me gané la lotería con esa- dijo mientras se reía. Camila que estaba frente a él no le prestó atención, miraba fijo a su comida, tenía los ojos rojos, como si hubiese llorado toda la noche. Edwin le preguntó que cómo había estado la fiesta y Camila feliz le respondió: "BACANÍSIMA, aunque yo me devolví temprano porque estabas acá solo y quería levantarme temprano para poder pasar la mañana contigo. -A qué hora volviste- Le preguntó Edwin, y ella respondió que a las 12, que cuando llegó pensó que lo encontraría despierto pero estaba rendido. Para sus adentros se dijo, qué sueño más extraño.

     Eran las 5 de la tarde y decidieron salir a tomarse fotos y comer, por el camino iban hablando de política. La familia de Camila había votado por el candidato contrario al de Edwin y él le decía a Camila toda clase de cosas. A Camila no le importaba, ni le prestaba atención a lo que decía y frecuentemente le interrumpía para decirle que aquí vive fulana, y allá vive mengano, que aquí hacían arepitas muy sabrosas y que allá vendían bandeja paisa. Al final Edwin se rindió, en todo caso ya se habían perdido las elecciones. 

     Dos semanas habían pasado muy rápido, ya mañana tendría que irse para Cartagena, la había pasado bien, aunque a las mañanas siempre permanecía solo porque Camila trabajaba de lunes a sábado en un pequeño local que era familia de sus padres, ahí vendía de toda clase de cosas. Edwin esperó a que llegara Camila y le dijo que ya mañana se iba, Camila le decía que muy triste, que se quedara. Edwin se fue a dormir temprano para poder ir al aeropuerto a la mañana y viajar. Al poco tiempo de haberse acostado tuvo otro sueño, esta vez estaba en una mesa, miraba un plato de comida fijamente. -Edwin, Edwin, despierta - Y abrió los ojos y se dio cuenta de que era Camila que había entrado a su cuarto.

- Qué pasó - dijo Edwin.
- Hey, conseguí a alguien que te puede comprar el boleto, así que te puedes ir después- le respondió Camila, emocionada.
- Cómo así, no te entiendo.
- Hombre, que mañana no te vas, ya y le dije a tu mamá que te quedarías acá mucho más tiempo y me dijo que no había problema, así que levántate y vamos a la piscina.

     En la piscina Camila estaba nadando y Edwin en la escalera mirando al cielo. No tenía ganas de entrar, el agua a esa hora estaba muy fría. A los quince minutos de estar así Camila salió de la piscina y se sentó al lado de él, lo abrazó, Edwin sintió frío y calor. Nunca había tenido a Camila así de cerca, y menos en vestido de baño. Camila lo tomó del rostro y lo besó. Se dirigieron a su cuarto.

     El mismo sueño, Camila había llorado otra vez, tenía los ojos muy rojos, estaba molesta con Edwin, estaba molesta con todos, con el mundo, con la vida, con la muerte. Lo que Edwin había hecho ayer era imperdonable, y sin embargo lo entendía, o eso creía, él la había dejado plantada. Nunca le había pasado esto con un hombre, ella se sabía atractiva, así que un rechazo la golpeó mucho. Pero lo perdonaba, él  no podía luchar contra el clima.

     Otra semana más y Edwin. de nuevo, se tenía que ir. Camila le repetía lo mismo: tu mamá, encontré a alguien, otra semana más. Ya había pasado cinco veces esto y se empezaba a preocupar por lo que pensaría su mamá. Y qué tal que Camila nunca le hubiese informado a su mamá. Esa idea le daba escalofríos, no podía imaginar el castigo que recibiría así que le dijo a Camila que no, que él se iría mañana, que no podría quedarse más tiempo. Al terminar de decir esto Camila salió corriendo, vio de sus ojos brotar lagrimas, pero no había nada que hacer, tenía que irse.  

     Se despertó a las cuatro de la madrugada, la noche anterior se había bañado para poder irse sin hacer ningún ruido. Cogió sus maletas y salió a la calle, pero cuando volteó hacía la derecha solo había un resplandor y hacía la izquierda no había nada. Su pulso se aceleró, se dijo así mismo que estaba soñando, entró de nuevo a la casa de Camila, pero ya no había casa, solo un baño, se escuchaba el ruido del motor del avión, afuera una tormenta, tomó su bolsillo y leyó "AH1N1 - Cartagena - Medellín" en ese momento el resplandor que había visto rellenó todo el espacio, incluyéndolo a él, un segundo antes de desaparecer recordó: "Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."

VI. CAMILA

Lo había estado esperando en el aeropuerto por dos horas cuando por fin vio en la televisión el siguiente mensaje:

"ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"

     Inmediatamente se fue a su casa, lloraba desconsolada, no podía creerlo, Edwin la había dejado plantada, la había cambiado por la muerte, había decidido irse antes, sin despedirse. Esa noche soñó, y así sería por el resto de esa semana que Edwin había llegado, que le ofrecía jugo, irse de fiesta, que le contaba sobre sus pesadillas, que salían a tomarse fotos, que hablaban de politica y arepitas, que lo besaba luego de estar en la piscina. Todo eso había soñado. El domingo tuvo el último sueño, en él perdonaba a Edwin por dejarla plantada y una luz la cegaba hasta que despertó. No volvió a soñar con él pero siguió llorando desconsolada porque había comprendido el triste destino de Edwin. La muerte estuvo en su camino.

VII. UN TAXISTA

-¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas que uno, eche...- dijo un taxista. Luego, cuando entró a su carro y revisó los cojines de atrás se dio cuenta de que había una pequeña manilla. Salió corriendo, mientras gritaba: ¡Hey, hey, se te quedó!, pero él no lo escuchaba, se había puesto sus audífonos y no quiso entrar al aeropuerto. En ese momento escuchó a un policía y escuchó los pitos de otros carros, necesitaban que se moviera, salió corriendo y en ese momento aplastó a una mariposa. No se dio cuenta.

     Ya dentro del taxi pensaba en que ese antipático no merecía ni que le devolviera la manilla, nojoda. Encendió la radio, estaba sonando una champetica que le gustaba, ya estaba en el centro, vio a un pasajero, se subió:

- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué?
- Voy para Medellín... 
- Bacano, man, hace un rato se subió uno que iba para allá también, cule de antipático, mi vale, no quería ni hablar. Hasta dejó una manillita de la Virgen del Carmen y cuando lo llamé para devolversela ni volteó.
- Bro, así son, hay gente bien odiosa -respondió el nuevo pasajero mientras revisaba su boleto para ver si todo estaba en orden, en él se leía "AH1NI - Cartagena - Medellín". Inmediatamente después de eso en la radio se interrumpió la programación, Mr. Black quedó por "ya llegó el amor..." y el narrador dijo: "ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES. Según nos informan el avión había salido hacía 30 minutos del aeropuerto de Cartagena rumbo a Medellín."

     El taxi se detuvo, el conductor miró al pasajero y dijo: Hijueputa.









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Enmiendas:
1. Necesita mayor conexión entre párrafos.
2. Mayor desarrollo de los acontecimientos.
3. Mezclar más la realidad, generar confusión.
4. Mostrar mejor la imagen de Edwin (persona que pospone todo)