I. TAXI
"Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."
Edwin cerró el libro y siguió observando por la ventana del taxi. Se dirigía al aeropuerto. Por fin, luego de encontrar muchas excusas había decidido realizar su viaje, el destino: Medellín.
En el trayecto de su casa al aeropuerto nunca dirigió palabras con el taxista, pero cuando el conductor se percató de que había dejado de leer decidió entablar una conversación:
- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué?
Edwin que estaba pensando en lo que acababa de leer salió de sus ensoñaciones y respondió:
- ¿Cómo?
- Que para dónde vas, man, te vas de viaje, si o qué -contestó el taxista mientras miraba a Edwin por el espejo retrovisor.
- Voy para Medellín...
- Bacano pai, yo fui por allá una vez, creo yo que hace 8 años, muy bonita esa vaina y las hembritas más.
- Si, si...-respondió mientras miraba por la ventana y asentía con su cabeza.
El conductor, al ver la actitud de Edwin prefirió no preguntar más.
- Déjeme por aquí- dijo Edwin. Y el taxista detuvo el coche, lo acercó al andén y salió para ayudarlo con las maletas. Una vez éstas estuvieron en el suelo Edwin sacó de su billetera, le entregó un billete de 20.000 pesos y se dispuso a entrar al aeropuerto. Atrás se escucho: "¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas qu..."
No le importó, tomó sus audífonos, encendió su música y siguió caminando al son de Raining Blood de Slayer.
II. ESPERA
Miraba al techo, miraba su celular. Lo mismo de siempre, likes, emojis... Hola, chao. Estaba sentado, esperando su hora. En la mano izquierda tenía su celular y en la derecha su boleto: "AH1N1 - Cartagena - Medellín". El avión partiría dentro de tres horas por problemas climáticos. Se dijo así mismo que lo mejor era dormir.
- ¡Mierda!- escuchó e inmediatamente salió del letargo del sueño, volteó hacía atrás y se dio cuenta de que habían como 10 personas, más o menos, frente a un televisor. Tomó sus cosas y se dispuso a ver qué pasaba. Al llegar ahí vió la imagen:
ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"
Sorprendido por la noticia Edwin pensó que ese era su vuelo, que se había salvado de morir por quedarse dormido y fue en ese entonces cuando de las bocinas del aeropuerto se escuchó: "Los pasajeros del AH1NI pueden iniciar el abordaje. Los pasajeros del AH1NI pueden...". Enseguida abrió el boleto y rectificó: era su avión. Corrió y abordó. Por fin luego de tantas excusas podría viajar.
III. EN LOS CIELOS
El trayecto continuaba sin contratiempos, Edwin ya había volado por lo que la idea de hacerlo no le causaba ningún malestar. Le tocó el puesto de la mitad en la fila de tres. A su izquierda estaba una mujer que parecía de unos 30 años, él pensaba que era muy atractiva; a su derecha estaba otra mujer, pero ésta era mayor, tenía el cabello canoso y ya estaba arrugada. A Edwin le pareció chistosa la contradicción, muy pronto la joven estaría así y la firmeza de sus senos y muslos se perdería. El por ahora no tenía que pensar en eso, la muerte aún era una posibilidad lejana.
- Señor, señor, señor...- Y alguien tocó su hombro. Abrió los ojos y miró hacía la izquierda: era la azafata con su bandeja ofreciendo algo de tomar. Eligió un jugo, de mala gana, y se quedó mirando el techo del avión mientras bebía de su jugo, no sabía de qué era, pero estaba bueno así que le dio igual.
Al terminar el jugo le dieron ganas de ir al baño. Orinaría, se echaría agua en la cara y volvería a su asiento. Volteó a su izquierda y la mujer joven estaba dormida. Pese a que le causaba pena tener que despertarla lo hizo para así poder pasar. Se levantó, "disculpe", y en ese momento sus ojos se cruzaron con los de la mujer. Eran grandes, tanto los ojos como sus senos, que desde su posición se podían ver en su inmensidad. Tenía una blusa un poco escotada, de rayas horizontales de colores negro y blanco. Ella posó su mirada en Edwin, que en ese momento le estaba viendo los senos. Él se percató y sintió un calor recorriendo su cara. Se había sonrojando, acto seguido fue rápidamente al baño.
- Ya va...- dijo después de escuchar el toque de la puerta. -Ya va...- otra vez - ¡Ya va, carajo!- al oírla por tercera vez. Se lavó la cara, quitó el cerrojo y cuando abrió se dio cuenta de quien tocaba era la mujer joven. Enseguida ella lo empujó y el cayó sentado. La quedó mirando, sorprendido, mientras ella cerraba de nuevo la puerta, se volteó hacía él, lo miró con sus ojos grandes. Se quitó la blusa y se bajó lo que terminó siendo una falda negra.
IV. TIERRA
Estaba feliz, había llegado a Medellín, había tenido relaciones con una mujer unos 10 años mayor que él, bastante atractiva, todo andaba de lo mejor. Pensaba en cómo le contaría a sus amigos la hazaña... También pensaba en que no le creerían. Trató de pedirle el nombre a la mujer, pero en todo el acto ella no dijo ni una sola palabra. No importaba, logró su cometido y estaba feliz.
Después de hacer todo el trámite salió a la calle a tomar un taxi. En la salida estaban parqueados muchos así que escogió al primero que le dijo "a la orden". Dio la dirección y miró por la ventana la ciudad que lo recibía. Iría un rato al centro y luego tendría que tomar un bus para ir a un pueblo a las fueras donde se quedaría a dormir los días que estaría allá.
En el viaje al centro no pasó mucho, luego de pagar al taxista entró a unos locales comerciales y compró unas manillas y un collar que le llevaría a Camila como detalle por permitirle quedar en la casa de sus abuelos. A Camila la había conocido por casualidad, una amiga de él se la presentó en una fiesta y se hicieron amigos enseguida. Tenían poco en común, y eso lo hacía perfecto. Se complementaban de una manera extraña. Mientras que ella era una especie de sol en todos los lugares que iba, Edwin era un poco como el brillo frío de la luna. Ella era ruidosa mientras que Edwin un poco más taciturno, pero así estaba bien, Camila le sacaba las palabras a la fuerza a Edwin y siempre terminaban teniendo conversaciones de lo más interesantes. Hablaban de todo, desde el mal de amores que Edwin sufrió por años y del que Camila se reía porque "usted no merece una pelada así, deje de ser tan bobo, acá y allá hay mucha pelada bonita y usted atrás de esa" y siempre que decía "esa" le salía su sonrisa característica, también hablaban de la vida, del paso del tiempo y cuando estaban borrachos discutían si Dios existía o no.
Después de 45 minutos por una trocha llegó a la casa de los abuelos de Camila. Era grande, tenía dos niveles y en el primero había una piscina, estaba bellamente decorada con flores de muchos colores y el piso era de un anaranjado pálido el cuál contrastaba perfectamente con la decoración. "¡Edwin!" y bajó corriendo las escaleras y lo abrazó. -Ven, qué quieres, agua, jugo... Dime. Edwin le preguntó que dónde dejaba las maletas, que dónde dormiría, pero ella no le prestaba atención, quería hablar de otras cosas y luego se preocuparían por esa nimiedades. Pronto se hicieron las 12, habían hablado de muchas cosas, como siempre. Camila le había comentado que más tarde saldría a una rumbita cerca, que si quería ir le dijera, pero Edwin estaba cansado y adicional a eso no le gustaban las rumbitas. Prefirió irse a dormir y Camila se fue.
Edwin se levantó a la madrugada, sudando, había tenido una pesadilla de lo mas extraña. En ella se veía así mismo en un avión, sentado del lado de la ventana, a su lado había un joven, más o menos de su edad y más allá otra persona, sabía que era hombre, pero no identificaba cómo o quién era. En su sueño Edwin se asomaba por la ventana y se veía así mismo viejo, canoso y arrugado. En ese momento despertó. Decidió que lo mejor era salir a tomar un poco de aire, revisó su celular y eran las tres de la mañana. Entró a WhatsApp y miró los estados, Camila había montado uno hacía 10 minutos, así que supuso que todavía estaba en la fiesta. Caminó hacia la cocina, tomó un vaso de agua del refrigerador y luego fue al baño, cuando se miró al espejo se vio viejo, canoso y arrugado. Enseguida despertó.
V. TIERRA 2
- Tuve una pesadilla bien rara, marica. Me desperté primero porque según yo estaba soñando y luego me volví a despertar cuando me desperté, una vaina extraña. Como dos pesadillas en una. Me gané la lotería con esa- dijo mientras se reía. Camila que estaba frente a él no le prestó atención, miraba fijo a su comida, tenía los ojos rojos, como si hubiese llorado toda la noche. Edwin le preguntó que cómo había estado la fiesta y Camila feliz le respondió: "BACANÍSIMA, aunque yo me devolví temprano porque estabas acá solo y quería levantarme temprano para poder pasar la mañana contigo. -A qué hora volviste- Le preguntó Edwin, y ella respondió que a las 12, que cuando llegó pensó que lo encontraría despierto pero estaba rendido. Para sus adentros se dijo, qué sueño más extraño.
Eran las 5 de la tarde y decidieron salir a tomarse fotos y comer, por el camino iban hablando de política. La familia de Camila había votado por el candidato contrario al de Edwin y él le decía a Camila toda clase de cosas. A Camila no le importaba, ni le prestaba atención a lo que decía y frecuentemente le interrumpía para decirle que aquí vive fulana, y allá vive mengano, que aquí hacían arepitas muy sabrosas y que allá vendían bandeja paisa. Al final Edwin se rindió, en todo caso ya se habían perdido las elecciones.
Dos semanas habían pasado muy rápido, ya mañana tendría que irse para Cartagena, la había pasado bien, aunque a las mañanas siempre permanecía solo porque Camila trabajaba de lunes a sábado en un pequeño local que era familia de sus padres, ahí vendía de toda clase de cosas. Edwin esperó a que llegara Camila y le dijo que ya mañana se iba, Camila le decía que muy triste, que se quedara. Edwin se fue a dormir temprano para poder ir al aeropuerto a la mañana y viajar. Al poco tiempo de haberse acostado tuvo otro sueño, esta vez estaba en una mesa, miraba un plato de comida fijamente. -Edwin, Edwin, despierta - Y abrió los ojos y se dio cuenta de que era Camila que había entrado a su cuarto.
- Qué pasó - dijo Edwin.
- Hey, conseguí a alguien que te puede comprar el boleto, así que te puedes ir después- le respondió Camila, emocionada.
- Cómo así, no te entiendo.
- Hombre, que mañana no te vas, ya y le dije a tu mamá que te quedarías acá mucho más tiempo y me dijo que no había problema, así que levántate y vamos a la piscina.
En la piscina Camila estaba nadando y Edwin en la escalera mirando al cielo. No tenía ganas de entrar, el agua a esa hora estaba muy fría. A los quince minutos de estar así Camila salió de la piscina y se sentó al lado de él, lo abrazó, Edwin sintió frío y calor. Nunca había tenido a Camila así de cerca, y menos en vestido de baño. Camila lo tomó del rostro y lo besó. Se dirigieron a su cuarto.
El mismo sueño, Camila había llorado otra vez, tenía los ojos muy rojos, estaba molesta con Edwin, estaba molesta con todos, con el mundo, con la vida, con la muerte. Lo que Edwin había hecho ayer era imperdonable, y sin embargo lo entendía, o eso creía, él la había dejado plantada. Nunca le había pasado esto con un hombre, ella se sabía atractiva, así que un rechazo la golpeó mucho. Pero lo perdonaba, él no podía luchar contra el clima.
Otra semana más y Edwin. de nuevo, se tenía que ir. Camila le repetía lo mismo: tu mamá, encontré a alguien, otra semana más. Ya había pasado cinco veces esto y se empezaba a preocupar por lo que pensaría su mamá. Y qué tal que Camila nunca le hubiese informado a su mamá. Esa idea le daba escalofríos, no podía imaginar el castigo que recibiría así que le dijo a Camila que no, que él se iría mañana, que no podría quedarse más tiempo. Al terminar de decir esto Camila salió corriendo, vio de sus ojos brotar lagrimas, pero no había nada que hacer, tenía que irse.
Se despertó a las cuatro de la madrugada, la noche anterior se había bañado para poder irse sin hacer ningún ruido. Cogió sus maletas y salió a la calle, pero cuando volteó hacía la derecha solo había un resplandor y hacía la izquierda no había nada. Su pulso se aceleró, se dijo así mismo que estaba soñando, entró de nuevo a la casa de Camila, pero ya no había casa, solo un baño, se escuchaba el ruido del motor del avión, afuera una tormenta, tomó su bolsillo y leyó "AH1N1 - Cartagena - Medellín" en ese momento el resplandor que había visto rellenó todo el espacio, incluyéndolo a él, un segundo antes de desaparecer recordó: "Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."
VI. CAMILA
Lo había estado esperando en el aeropuerto por dos horas cuando por fin vio en la televisión el siguiente mensaje:
"ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"
Inmediatamente se fue a su casa, lloraba desconsolada, no podía creerlo, Edwin la había dejado plantada, la había cambiado por la muerte, había decidido irse antes, sin despedirse. Esa noche soñó, y así sería por el resto de esa semana que Edwin había llegado, que le ofrecía jugo, irse de fiesta, que le contaba sobre sus pesadillas, que salían a tomarse fotos, que hablaban de politica y arepitas, que lo besaba luego de estar en la piscina. Todo eso había soñado. El domingo tuvo el último sueño, en él perdonaba a Edwin por dejarla plantada y una luz la cegaba hasta que despertó. No volvió a soñar con él pero siguió llorando desconsolada porque había comprendido el triste destino de Edwin. La muerte estuvo en su camino.
VII. UN TAXISTA
-¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas que uno, eche...- dijo un taxista. Luego, cuando entró a su carro y revisó los cojines de atrás se dio cuenta de que había una pequeña manilla. Salió corriendo, mientras gritaba: ¡Hey, hey, se te quedó!, pero él no lo escuchaba, se había puesto sus audífonos y no quiso entrar al aeropuerto. En ese momento escuchó a un policía y escuchó los pitos de otros carros, necesitaban que se moviera, salió corriendo y en ese momento aplastó a una mariposa. No se dio cuenta.
Ya dentro del taxi pensaba en que ese antipático no merecía ni que le devolviera la manilla, nojoda. Encendió la radio, estaba sonando una champetica que le gustaba, ya estaba en el centro, vio a un pasajero, se subió:
- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué?
- Voy para Medellín...
- Bacano, man, hace un rato se subió uno que iba para allá también, cule de antipático, mi vale, no quería ni hablar. Hasta dejó una manillita de la Virgen del Carmen y cuando lo llamé para devolversela ni volteó.
- Bro, así son, hay gente bien odiosa -respondió el nuevo pasajero mientras revisaba su boleto para ver si todo estaba en orden, en él se leía "AH1NI - Cartagena - Medellín". Inmediatamente después de eso en la radio se interrumpió la programación, Mr. Black quedó por "ya llegó el amor..." y el narrador dijo: "ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES. Según nos informan el avión había salido hacía 30 minutos del aeropuerto de Cartagena rumbo a Medellín."
El taxi se detuvo, el conductor miró al pasajero y dijo: Hijueputa.
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Enmiendas:
1. Necesita mayor conexión entre párrafos.
2. Mayor desarrollo de los acontecimientos.
3. Mezclar más la realidad, generar confusión.
4. Mostrar mejor la imagen de Edwin (persona que pospone todo)