Un pequeño simio está encima de tu hombro
Cada palabra que lanzas es una razón más para callar
Al simio no le gusta verte expresar, es resentido, nunca parara.
Abres la boca y su mano se posa en ella
La retiras urgido, pero ahí siempre está.
La idea que una vez tuviste escapó de tus palabras.
El simio está feliz.
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