Navegando

Estoy esperando el sonar de la campana roja
mi dosis de felicidad a gotas
el remedio para dejar de pensar.
Arrástrame en tu río, campana roja
llévame hacía abajo, sin final.
Muéstrame los rostros alegres
llévame a los paisajes hermosos
y a las manos pervertidas: carne que se exhibe.

Bajemos más, llévame por tus aguas
no quiero pensar, sigue, sigue, baja más.
Lléname de ti, alimenta mi sed, embriágame
diviérteme.

mi cuerpo es rodeado por ti
se sigue moviendo mientras está quieto
quiero más, deseo más, tú me das más.
soy insaciable, todopoderoso río.

el cielo se mueve rápido pero yo no lo miro
el río no me deja levantar mi cabeza
manos de agua brotan, me tocan
el río también cumple mis deseos
la campana roja vuelve a sonar
escucho su ruido, orgasmo.

estoy triste río, sigo en ti, pero estoy vacío
quiero más felicidad, quiero más... necesito más.
mi rostro está afligido, por fin miro al cielo y es de noche.
estoy embriagado, mojado, saldré de ti por fin.

Cayendo

Estoy cayendo en un abismo
cada vez más profundo,
la luz desaparece
lentamente
al tiempo que mis fuerzas
desfallecen.
los nudos que atan mi vida
se hacen más fuertes;
las ansias de destruirme esperan.
tal vez el choque me haga saber
que hay vida en este cuerpo.
tal vez la muerte no sea el final.
tal vez la muerte sea la vida.
tal vez ya estoy muerto.
quién sabe.

AIII

Conocí a la mujer del egoísmo propio,
amante de la felicidad ajena,
mujer que sufre en silencio
esclava de sus propios deseos.

Rosa de pétalos caídos que busca libertarse,
viento de agosto que sólo arrastra remordimientos

Vive por ti, mujer del egoísmo propio,
vislumbra en el horizonte el camino de espinas,
córtate con cada una de ellas y sangra a más no poder.
El camino es el amor que rechazas. Tú, mujer egoísta.

Negra

Impulso ciego que arrastra a tu piel morena.
Destructor de mundos, felicidad
de muchos.
Soy la serpiente que se mueve al son de tu carne
hecha flauta.
Negra eres, negra serás
dentro de las cenizas de tu etnia
quiero estar.
Caderas anchas, cabello encrespado,
labios voluptuosos -mujer titánica-
y sin embargo grácil.
Que el tórrido cuerpo tuyo sea lo único
lo único que venza mis ingentes esfuerzos
por detener el impulso que me arrastra a tu piel:
negra.

Búsqueda

Buscas y buscas y buscas
la sombra del placer que alivie
el calor de tu tedio.

Lo buscas en las noches frías,
en los acordes de una guitarra,
en las hormigas que caminan por la pared
y en las que cuentan historias.

También lo buscas escribiendo lo que nadie lee,
también lo buscas en el cigarro que corrompe tus pulmones.

*

Rendido esperas la hojarasca
que arrastre consigo el elixir que te alivie.
Momentáneamente.

Ingeniero de Letras

1.

Tratando de escribir un poema
una noche me encontraba,
consultaba a los grandes
para entender la medida
de cada
palabra

2.

El verso solo se estructuraba
la rima al son danzaba
la pluma rápido se deslizaba
y todo rimaba con
aba

3.

Pregunté a los grandes
si correcto era ésto,
pero la "o" impedía mi
triste descenso.

4.

Qué difícil es el poema,
qué difícil es escribir
bajo la luz de la vela
-que no proyecta mi sombra-
sino la de grandes poetas.

Lluvia

Hoy, ante mis ojos
de nuevo encuentro llovizna
llovizna de recuerdos y alegrías,
de añoranza eterna y pacífica.

Hoy, ante mis ojos
encuentro en la llovizna tu rostro,
rostro que me mira con tristeza,
rostro al que yo miro con felicidad.

Llovizna ya te has ido,
espero vuelvas a caer.
Día a día aguardo, la mañana gris
en que vuelvas a aparecer,
para que dentro ti
su rostro
volver a ver.

Tomando agua en la noche

"Humano, deja ya de temerle a demonios, fantasmas y otras criaturas místicas inventadas por otras mentes igual de cansadas que la tuya. Entiende que en la oscuridad de la noche sólo hay eso: oscuridad. Eso sí, recuerda bien que hay algo a lo que sí debes temer, esto es. a los otros como tú. No existe algo peor en la tierra que la maldad del propio ser humano, no hay animal más fiero que el racional. La única oscuridad que supera la de la noche es la que habita en el alma, a veces lejos, alejada del caparazón, otras veces demasiado cerca. Siempre hay alma, siempre hay oscuridad."

- El Narrador.

Había despertado a la noche, sudando por la pesadilla que acababa de tener, miraba al techo y trataba de recordar lo que había estado soñando pero no podía. Cuando su respiración se normalizó se sentó al borde de la cama, observó la puerta y se preparó para lo que tendría que hacer: ir a la sala, cuestión esta de poca dificultad, pero que en nuestro protagonista costaba bastante ya que siempre tuvo miedo a la oscuridad de la noche y para variar, al ver la hora se había dado cuenta que eran las 3 de la mañana. Conocido es por todos, y si no es por todos, por la gran mayoría, que este momento de la madrugada es cuando los demonios salen de paseo, seguidos de satanás, en busca de almas perdidas para llevárselas al país de las llamas infinitas. 

     Una gota de sudor le corría por la sien, lentamente llegó a sus pómulos, aceleró, se estacionó en su barbilla, se hizo gorda y cayó en el río de oscuridad. Automáticamente, como si la gota fuese el tiro con el que inicia una carrera se puso de pie al encuentro con su mayor miedo. Mientras caminaba de la cama a la puerta (eran solo unos dos metros) pensaba cuál sería su itinerario, en qué debería entretener su mente mientras caminaba y si debería o no correr de vuelta a la cama. Al tiempo que estos pensamientos rondaban su cabeza, se decía así mismo que no debía ser idiota, que a su edad ya no estaba para estas cosas, pero al tocar la perilla de la puerta todas estas respuestas racionales se esfumaron. El miedo había aparecido otra vez, activó el mecanismo, cosa esta que no es más que girar la perilla y la puerta se abrió, no lentamente, como en las películas, porque nuestro protagonista no creía que con posponer el infierno éste fuese a desaparecer. 

     Ante él: el cuarto de su madre. A su derecha un pasillo donde se encontraba a su vez el baño y más allá la sala, a la que tendría que ir irremediablemente porque sus labios estaban demasiado resecos. Inició la expedición, no encendía ningún foco, su madre ya le había advertido que la luz molestaba y no podía dormir bien, suceso que hacía levantarla de pésimo humor y más aún cuando tenía que ir a trabajar. Entre la oscuridad y su mamá, aunque difícil de elegir, prefería la oscuridad. A veces, entre dos males, como lo ha enseñado la experiencia, es mejor elegir al menos malo. 

     Respiró profundo, inicio la caminata, lenta, con pasos ligeros como pluma, no podía hacer ruido, ya hemos dicho las razones, siguió caminando, observaba la sala, las sombras formadas por la luz de la ciudad que afuera, pese a todos estar durmiendo, necesitaba estar iluminada, como un recordatorio para otros de que allá estaba la civilización o, mejor, quién sabe, cómo una solución al miedo que todos tenemos a la oscuridad, claro, en mayor o menor grado. La luz de afuera formaba siluetas en la pared que hacían sobresaltar a su víctima, a veces veía demonios, a veces formas indefinidas, que al observarlas con más cuidado lentamente se transformaban. Su respiración comenzaba a agitarse, el sudor se desprendía otra vez de su piel, escuchó un ruido a su espalda y volteó con rapidez, miró, no había nada, era de esperarse, pero aún faltaba lo peor y era voltear de nuevo hacia la dirección original. Sabemos, todos, que gracias a nuestra cultura, acciones como esta siempre están acompañadas del temor, temor de que al voltear aparezca el rostro de un demonio o un fantasma, qué más da, hay temor. Temor este infundado, porque los demonios, difícil sería imaginarlo, no andan vagando por el mundo esperando estos momentos precisos, o bueno, no sabemos. Sigamos observando los sucesos que ocurren ante nuestros ojos. El joven volteó y oh, sorpresa, no había nada, sólo el pasillo, al fondo la sala, las luces, sombras, y a unos 10 pasos la puerta del baño. Un lector minucioso se dará cuenta o pensará que este pasillo o es gigante, o el narrador lo ha alargado a propósito para los móviles de la lectura, pero estás dos conclusiones son erradas, el pasillo tiene solo unos cinco metros y, el narrador, yo, ha estado narrando tal como suceden los hechos. La explicación de la demora es que el joven solo ha dado un par de pasos. A veces, mejor, la mayoría de las veces, el miedo hace que nuestros comportamientos sean toscos, lentos. Ahí está el secreto, si queremos volver a la niñez no hace falta más cosa que tener miedo. 

     La vejiga ya no aguantaba, así que nuestro protagonista no tuvo más remedio que cerrar los ojos y avanzar, a tientas. Iba sintiendo las paredes hasta que logró llegar a la puerta del baño, buscó la perilla pero no la encontraba con sus manos así que tuvo que abrir un poco los ojos. Ya saben ustedes cómo los abrió, pero si no logran ver se los mostraré. Párpados apenas separados), lo suficiente para ver y no ver. Técnica ésta producto de nuestra gran evolución y que, estando codo a codo con ponerse la mano sobre la cara y dejar un espacio entre los dedos, nos protegen de todo mal que aceche afuera. De esta manera logró ingresar al baño y cerrar la puerta. Por fin podría encender la bombilla y así lo hizo, atropelladamente para escapar lo más rápido posible de la maldita oscuridad. Respiró profundo, miró la luz, cerró los ojos y los abrió enseguida para encontrar el retrete y posar sus nalgas contra la fría porcelana. El sonido de la orina cayendo en el agua lo relajaba así que se recostó como pudo mientras seguía fluyendo el líquido amarillo y miró a la puerta pensando que ahora venía lo peor. Tenemos que anotar algo, que puede ser de mucha o poca importancia, dependiendo quién sea el que lea. No hemos mencionado a qué sexo pertenece nuestro protagonista, algunos pensarán que es hombre, pero al observar que hemos descrito que se sentó en la tasa para orinar, tal vez se pueda desprender que sea mujer, puesto que sabemos que la manera en que Ellas hacen estos quehaceres es la misma, claro está que los hombres también lo hacen, aunque algunos no lo digan, como si él modo de mear definiera en algo tu masculinidad o no. Dejando de lado este asunto, no trascendente, diremos que el protagonista puede ser cualquiera. No vemos necesario mencionar el sexo, lo importante aquí son y serán los sucesos, los hechos.

     Ya había terminado, ahora estaba de pie, frente al espejo, los brazos apoyados en el lavamanos, se estaba viendo, pensaba en que era cobarde y que era ya momento de dejar de serlo, como si la cobardía fuese elección. En la opinión del narrador la cobardía es simplemente inherente a algunos y a otros no. La vida es una ruleta en la que características cómo está son dadas a unos y a otros no, para bien o para mal. Abrió la pluma, observó el agua y colocó sus manos en forma de recipiente, esperó que se llenara y arrojó esta sobre su cara. Sintió una leve angustia porque el agua y el sueño juntos no, como agua y aceite, y si es fría peores las penas. Pero enseguida ignoró esto, daba igual, ya que estuviese en su cama poco importaba lo demás, ahora tenía otro problema que revolver: tomar agua, ir a la cocina.  Otros personajes habrían tomado el agua directamente del baño para no tener que sufrir el viaje larguísimo de otros cinco metros a la cocina, pero el ser humano es pretencioso y nuestro amigo no es la excepción. Prefirió ir a la cocina, igual, ya era un hombre, no había nada que temer.

     Estaba ya caminando por el pasillo, escuchó un ruido en el patio, que estaba cerca de su cuarto, pero se imaginó que sería el gato así que no le dio muchas vueltas y siguió en su empresa de conseguir agua. Ya estaba al frente del refrigerador, abrió la puerta y el frío que de este salía lo golpeó en su torso desnudo. Tomó una jarra, bebió el agua con avidez y al finalizar se secó el residuo que había quedado en su boca con la mano derecha. Cerró la puerta, vio el pasillo, ahora al final estaba la puerta de su cuarto. Con seguridad avanzó, las sombras lo acompañaron durante los 10 metros. Garras, cuernos, rostros desfigurados se alzaban a lo largo y ancho de la pared. No les prestó atención, eran solo sombras y las sombras solo matan en los sueños y en la soledad. Rápidamente abrió la puerta del cuarto, miró arriba, nada, el techo estaba libre de demonios o fantasmas. Izquierda, derecha, nada, camino hacia su cama no sin antes quitarse las pantuflas, respirar hondo y al mismo tiempo que las colocaba debajo de la cama miró hacia adentro y nada. La habitación estaba libre de demonios, suspiró y luego sintió vergüenza, para con él mismo, porque nadie lo veía.

     Todo este proceso que narramos concluiría de la manera en que siempre concluye para todos: se acostó en la cama, mirando al techo, ignorando la regla de oro de los asustados de la noche: si usted tiene miedo, se debe acostar boca abajo, puesto que ahí está la seguridad del hogar. Como siempre, a las personas que ignoran las reglas no les espera nada bueno y así fue. En un abrir y cerrar de ojos, frente a él se encontraba un espectro demoníaco, con la cara de mil mujeres que no lo dejaba respirar, espectro este que había sido ruido, formas, sombras y que ahora, fortalecido por el miedo, por fin arrebataría el alma que desde el inicio de los tiempos estaba destinado a cercenar.

     Luego despertó en medio de la noche por la pesadilla que había acabado de tener. De su boca salió la palabra mierda. Palabra esta que habría de salir de su boca por el resto de los días de un coma que lo tenía postrado en una cama. Cama esta de la que luego despertó en medio de la noche por la pesadilla que había acabado de tener y en la que dijo mierda para continuar así, entre el coma y el despertar. Confundido porque no sabía qué era sueño y qué no. Igual que nosotros.

***

Sin editar, sin corregir, como siempre.

21

So understand
Don't waste your time always searching for those wasted years
Face up, make your stand
And realize you're living in the golden years


Hace unos días cumplí 21 años... Bastante tiempo en carretera. AndreaCamiloAndresWilliamEdwinLauraZulayMarcelaMercedesPabloSimonAndresVanessaVanessaAndrea, etc, etc. Muchos nombres en 21 años, algunos permanecen, otros no sé de su existencia. Tampoco me he preguntado qué ha sido de ellos, tampoco me importa en realidad. 
Los 21 años han sido vividos, como debe ser, respirados,caminados, cagados. La película de mi vida va por el minuto 21, todavía no hay una línea clara, aún no se sabe qué pasará con el protagonista. Como en toda comedia romántica (suena Creep de fondo) hay momentos felices, seguidos de tristes, una que otra vieja... Siempre hay viejas. Las cagas, las vuelves a cagar. En fin... Lo importante aquí es que los 21 años son un paso más adentro de una sociedad en la que no hay vuelta atrás, es necesario, claro, pero difícil... Hasta ahora he sido llevado por el tiempo, como la hoja otoñal que soy, sin embargo, teniendo 21, y meditando esto hoy y no ayer, he llegado a la conclusión de que algunas veces nosotros somos los que debemos llevar el tiempo o al menos tratar. Dentro de dos años seré "profesional", mi mente, sofocada de tanto pensar lo mismo se resiste, pero es un hecho, el número 21 lo muestra. 
Ahora, siendo un pesimista, pronóstico infelicidad en mi vida, o al menos eso creo... Me cuesta imaginarme en ese estado de aburrimiento absoluto conocido como felicidad, pero como todo hombre de esta tierra, de este tiempo, supongo que anhelo algo de ese estado... Claro, pese a hacerlo no consigo vislumbrar la luz al final del túnel. ¿Qué seré? ¿Qué soy? Ni idea, hasta ahora he estado un poco descarriado, he leído que no tener una meta en la vida la hace inmamable, pero es que a diferencia de otros aún no la encuentro. Podría decirme a mí mismo algo abstracto: "quiero ser exitoso" pero tampoco sabría responder qué clase de éxito quiero, podría decirme algo más aterrizado "quiero ser abogado" pero sería mentira... Al final no hay nada que quiera ser. He tratado, en serio, en serio, de pensar en algo que ser y sin embargo NADA. Profesores, amigos y amigas, conocidos, hasta la señora de la biblioteca me ha dicho que seré algo... Me felicitan y los miro y me pregunto qué ven ellos en mí que yo no veo, cómo es que esas personas que no son yo saben mas de mi futuro que mi persona. En vano lo pienso, nunca he llegado a una conclusión y ésta no será la ocasión. Claro, al menos ahora lo he escrito, así que tal vez pueda venir dentro de un tiempo a buscar respuestas olvidadas, por ahora seguiré.

La primera pregunta, el qué seré, siempre es respondida por otros. Me parece bien, no me molesta, y tampoco hay necesidad de mentir, se siente bien que la gente vea eso que tú no ves en ti, pero ese sentirse bien es momentáneo, luego viene otra vez el vacío existencial. ¿Qué seré? ¿Qué seré? ¿Qué será de mí? Porqué tienes que ser tan incierto, futuro de mierda. ¿En qué momento pasó esto? Acaso estoy solo, acaso sólo yo me siento de esta manera... ¿Cómo se siente la pasión de los que hacen lo que aman? (Aquí está sonando Ride y la canción dice... I've been thinking too much...
Help me
) No creo en esa mierda del destino, pero mira que las casualidades son impresionantes. En fin, no me puedo desviar... Se me olvidó qué decía. Ya, ya, lo encontré.... Pasión... Interesante, qué sienten esos que aman lo que hacen, acaso conozco a alguien que en verdad sienta eso, ¿mis amigos lo sienten? Extraño, juraría que no... Al menos en el salón nadie lo siente, estoy seguro, son como yo... Pero, porqué, qué nos llevó a tomar las decisiones que tomamos... El otro día leí una frase que decía algo así como la felicidad del hombre está en la actividad. En momentos como estos me doy cuenta de qué tan grande son esas palabras... Tal vez si estuviese haciendo otra cosa: hablando, jugando, leyendo, todos estos pensamientos no estarían ahí, penetrando cada vez más y más fuerte, pero a ver, la verborrea que hay aquí es impresionante. Momento de poner algo de orden, momento de mostrar esa cosa llamada abogado que seré toda la vida. Organicemos, con motivo de cumpleaños me daré el regalo del pensar y de meditar seriamente sobre mí y tal vez sobre los demás... Esto irá hasta que se me acabe la gasolina, por ahora he logrado superar la primera dificultar: la hoja en blanco. Ahora los dedos se mueven solos, así que aprovechemos, que salga lo que quiera salir, en cualquier caso no forzaré nada, únicamente lo necesario... Que sean ellos los que me guíen.

Iniciemos con este grato análisis sobre la condición de un hombre de 21 años llamado Andrés, sin tilde, pero yo le coloco tilde porque tengo ortografía... Falsa.

I.  ¿Qué soy?
La primera respuesta, automática, diría yo, sería decir "soy humano" o tal vez decir mi nombre, pero yo ya sé que esa no es la respuesta. Cuando me pregunto qué soy no pregunto por la forma sino por la materia, por la suma de todas las cosas que dan como resultado a mi persona. Particularmente difícil responder esta, pero un paso seguro para descubrir o aproximarse a la respuesta de la segunda es ésta. Soy, como todos, la sumatoria de gente, amigos, educación, televisión, soy la suma de todos esos factores que creo ahora me sería imposible enumerar, más por pereza que por imposibilidad física, pero al carajo, esto es mío. He tomado una pausa, miré a la pantalla y pensé: esto ya lo sabía. Así que la pregunta permanece... ¿Qué soy? Acaso alguno de nosotros verdaderamente ES... Creería que no. Somos copias de copias, buscamos ser individuales, pero en realidad, viendo la cantidad de gente que hay no creo que haya verdaderamente algo de la esencia de la persona... Soy rockero, soy metalero, soy esto, soy aquéllo... No creo que seamos nada de eso, son solo características. Creo que no somos nada y nunca lo seremos y he ahí nuestra gran razón para buscar pertenecer a algo... Nosotros somos un papel en blanco, y listo, los colores, que nos podemos agregar o quitar son eso, colores, no son parte de nosotros en realidad, por más negro, por más rosado, por más morado, verde, azul, lo que sea, seguiremos siendo el papel del principio. Por lo tanto, una respuesta parcial para este escrito es el "no somos nada", y al no ser nada creo que la necesidad de buscar una respuesta se vuelve insignificante. Ahora, el no ser nada nos quita valor... No lo creo, como nada somos algo, somos. Por lo tanto, si somos una hoja de papel y los colores son las características que decidimos añadir a nuestra vida ese paisaje que se colorea, por más que querríamos hacerlo nuestro, no lo es... Entonces siempre usamos mascaras. Hay una imposibilidad de definir quién somos, no sabemos ni sabremos qué hay detrás de la máscara... No es posible responder, tendríamos que ir hasta antes de nacer, pero hasta antes de nacer no somos, no pertenecemos. En fin, no puedo responder quién soy. Creo que debería simplemente dejar pasar esto y mostrar no lo que verdaderamente soy, porque no lo sé, sino mostrar mi paisaje, lo que he logrado pintar en estos 21 años... No es mucho, algo de negro, algo de rojo, azul, gris... A veces quiero ser verde, a veces amarillo, pero me mantengo más en la zona de grises... No sé en qué terminará mi papel, o bueno, sé algo, terminará machucado, arrugado... Los colores se fusionarán, quedará poco menos que nada... Tal vez cuando viejos podremos saber qué somos o llegar a esta misma conclusión: somos nada, somos papel, pero al menos somos.
II. ¿Qué seré?
Bueno, ya he adelantado bastante de este punto, pero basándonos en nuestro reciente descubrimiento de que no somos nada y que somos papel y por lo tanto "editables" hasta cierto punto creo que la respuesta sobre el qué seré, pese a que vaya a sonar un poco romántica -y por si fuera poco, algo poco mío- diré que seremos lo que nosotros queramos ser. De esto surgen dos problemas: el primero, sino sabemos qué queremos ser no podremos ser eso; el segundo, pretender tipo Coehlo, que por elegir que eso seremos el universo conspirará a nuestro favor es basura. Estos dos problemas que se alzan son díficiles de resolver, al menos en mi caso, pero tratemos, tengamos un buen cumpleaños.

a) Querer ser para poder ser: primer problema
Vayamos a los antecedentes. Cuando era niño quería ser ¿sparring? No tengo idea de cómo se escribe, pero para los no entendidos, son los que ayudan en las busetas, los que cobran, los que te ayudan con la bolsa, los que te empujan de la buseta cuando estás bajando... Los que te dicen "ruedate que hay puesto atrás". Bueno, ellos. Cuando estaba pequeño yo quería ser eso... Porqué, no sé, en ese momento estaba bastante fascinado con las busetas y los buses, especialmente con esos que adentro tenían ornamentos en el puesto del conductor. La cuestión de viajar constantemente, subir, bajar, tener plata en la mano, sudar, me llamaba bastante la atención y al ser niño supongo que tomé eso como un oficio chévere... Ahora, con 21, intoxicado por el mundo lo veo más como un "nehhh"; más antecedentes, pasemos al colegio... Qué quería ser yo en el colegio... Joder, aquí no hay respuesta. Sé que me encantaban los juegos, andar en computadores y ya, así que por eso dije que quería estudiar Ingeniería de Sistemas, pero por mi cabeza nunca se pasó "QUIERO SER INGENIERO DE SISTEMAS" Para nadaaaaaaa, entonces qué mierda... Aquí tal vez esté el problema y la imposibilidad de responder. En el colegio no sabía qué quería ser, esto puede ser explicado por el hecho de que no tenía ídolos ni a nadie a quien seguir. Mi mamá siempre trabajó artesanías, algo que realmente no me llamaba la atención, mi hermano era administrador de empresas... Nunca lo vi ejerciendo y no, no me veía diciendo "quiero administrar empresas para cambiar el mundo". Entonces, la falta de modelos me pudo llevar a este meollo en el que estoy ahora... Tal vez si hubiese conocido a alguna especie de "héroe" en ese tiempo me hubiese inspirado a elegir eso para mí y de paso solucionar este "qué quiero ser" que ahora veo que es un problema que debí resolver en mis años mozos. Joda, mírame ahora, con 21 escribiendo mierdas en el computador de mi mamá. Bueno, pero vamos avanzando, ya sabemos que nuestra falta está en no haber tenido modelos que seguir y el no haber realizado la operación quiero ser = qué seré. Teniendo eso en claro, el paso a seguir sería encontrar a alguien... Al igual que el cristiano busca de dios para su salvación yo necesito a alguien o, y esto suena menos patético, encontrar una meta. Lo pensaré después, en cualquier caso alguna de las dos debo elegir, la primera me parece algo bastante básico, la segunda, difícil.
b) El universo obviamente no conspira a tu favor: segundo problema
Seamos sinceros, mis niños. El universo jamás conspirará a tu favor, ser insignificante, pero bueno, en el fondo tú lo sabías, así que buscaste de dios o lo que sea para tener donde sentar el culo cuando te chocara la realidad. Bueno, siento quitarte la silla, nos caeremos de espalda y no nos esperan unas almohadas de nubes, nos espera el piso, y si eres como yo -sin nalgas- te golpearás bastante duro.
Como había dicho, el segundo problema tiene que ver con la sociedad y el contexto. Por más que digamos que queramos ser la sociedad nos impone el qué serás. Ante eso no hay respuesta... Sólo ¿recomendaciones? Cómo me puedo dar recomendaciones... No sé, en fin. Me recomendaría que la sudara... Pero espera, espera. El ser es distinto a la meta, no puedo confundir eso, para ser no necesitas a la sociedad, en realidad depende de ti. Bueno, también depende de qué quieras ser... Porque si quieres ser rico sí depende de la sociedad, pero sí quieres ser algo... Abogado, tal vez, pues bastan el esfuerzo propio y unos cuantos pesos. Entonces tengo que delimitar el qué quiero ser. Pongamos una meta rápida: "quiero ayudar a al gente con sus problemas." No pensemos por ahora si esto es una meta propia o si la robamos o si en verdad la queremos, sabemos únicamente que hemos tenido este pensamiento un par de veces en nuestra carrera, así que está bien, es algo loable y tampoco tan poco aterrizado como decir que queremos cambiar el mundo. 
Quiero ayudar a la gente con sus problemas. En este caso la meta es indi-dependiente, esa será nuestra categoría. Aprovechemos y hagamos doctrina. El qué queremos ser lo clasificaremos en dos: individependientes y sociodependientes. Para los primeros bastan el esfuerzo propio porque la afectación es propia, para los segundos es necesaria la sociedad para concretar el dibujo. Entonces es posible ser lo que queramos si elegimos una meta individependiente... Joda, me suena chocante... ¿Será? Claaaaaaaaaaroooooooooooooooooooo, me olvidaba. Soy idiota. ¡TENEMOS QUE COMER! Yo sí decía que esto estaba yendo rumbo a Coehloland, pero bueno, cierto es que por más que el qué queremos ser penda un poco más o un poco menos de nosotros mismos siempre está el factor del hambre, la vivienda... En fin, las necesidades y venga, no seamos mentirosos. Queremos más que satisfacer las necesidades básicas. Queremos un carro, queremos plata para salir... En fin, queremos lo que en verdad no necesitamos. Esto es realmente difícil...
Bueno. Recapitulemos para ver si salimos del bloqueo: podemos ser lo que queramos, este poder está supeditado en mayor o menor medida a la sociedad y a las necesidades, tanto básicas como no básicas. ¿Se puede conseguir todo? Sí. ¿Qué necesito? Ser mejor... Vencer la competencia. Pero cómo hacer esto sin pasar por encima de los demás, manteniéndose humilde... Si soy sincero creo ser mejor que el 80% del salón donde estoy, pero eso es una proporción muy pequeña frente a lo que habrá afuera... Entonces cómo mierda puedo ser lo que quiero ser sin morir de hambre, siendo humilde. Es muy difícil ser, definitivamente.
Habiendo desarrollado un poco los dos problemas -me están llamado para ir a comer- creo que salimos con algo de este monologo. Queremos ayudar a los demás en sus problemas y esto desde la carrera, sin morirnos de hambre, manteniéndonos humildes y siendo felices. ¿FELICES? No joda.
III. CONCLUSIONES 
Es mejor no pensar mucho. No seamos nada, dejemos que nos lleve el viento y no el tiempo. Trabajemos por ser lo que queremos, sino lo logro siempre podré borrar y ser otra cosa. Al final soy una hoja en blanco. A la mierda el futuro.


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Wasted Years - Iron Maiden

***
Sin editar, sin corregir, como siempre. 
Días como hoy pienso que ser una hormiga sería mejor, mucho mejor. Observaría la grandeza de las pequeñas cosas, lo fácil que es ser aplastado, lo imprevisible de las gotas que provienen del cielo o de las lágrimas: cualquiera podría ahogarme.
Días como hoy quiero ser la hormiga, la hormiga que ya soy. La hormiga esperando la gota... El cielo ya está oscuro, las nubes rugen. Estoy feliz, soy una hormiga, y la lluvia se avecina.

Resultado

Soy del amor engañado
producto del "de dónde eres"
Soy la semilla colocada una noche en su huerto
Soy la mascota, el aire de su aire
Soy la caricia que huele a leche
El suspiro del deseo, el gemido de la noche
el rayo del cielo
Soy la noche de groserías, la mañana de despedida.
Soy el hasta nunca, soy el hasta luego
Soy el verso que nunca fue escrito
Soy la maravilla de la vida -milagro de evolución
Soy las noches en vela, de nuevo, el dolor de madrugada
la gota de sudor que corre por su mejilla
la contracción desesperada
el suspiro de muerte y vida.
"Como un árbol fosilizado
del que no se esperan flores
triste ha sido mi vida
destinada a no producir ningún fruto."

- Minamoto no Yorimasa, su yuigon antes de realizar suicidio.

Revelación de lo obvio

Hoy me he dado cuenta de que la fragilidad es total. Que esa fragilidad que predicaba de mí no es solo mía, que existe y le pertenece a todos. Cuan egoísta fui, al pensar de esa manera. El día de hoy lo recordaré porque me ha mostrado que no somos más que gotas de agua cayendo desde el cielo, esperando a chocar contra el suelo para desintegrarnos en miles más que a su vez se extinguirán de la misma forma. Esa torpe creencia de que somos un solo universo ciega la mente y no nos permite ver más allá. Hoy vi, frente  a mis ojos una gota caer, un vidrio romperse. Hoy vi la fragilidad. Fragilidad que permanece inerte esperando el pequeño viento que la levante, fragilidad que no respeta espíritus y que no se atiene a nada.Hoy me he dado cuenta de lo frágil que somos como especie. De lo predispuestos que estamos al dolor. Hoy me he dado cuenta de que todos somos humanos.
Tiempo que sin tregua avanza
Segundos que siempre se ven descontados
Toda alma es efímera
El tiempo te maneja con sus brazos
Un día naces, al otro día mueres
Tiempo, tiempo, maldito tiempo

Neyla

La cercanía de la muerte aparece 
Como la sangre que brota de la herida
Como la lagrima del último adiós
No te vayas, abuela mía, no te vayas por favor.

Que tus horas sean mís dias
Que tu vida se extinga sin dolor
Cambiaría todas mis glorias por un segundo más
de tu materno amor.

La muerte ha llegado ya, es hora de llorar
Junto con tu respiro te habrás llevado mis razones, una a una, sin más.

En mi duelo te recuerdo, me arrepiento y pataleo
Por el tiempo insuficiente, por la desdicha del anhelo
Anhelo que huele a muerte, anhelo que huele a viejo
Anhelo de volver a verte, anhelo de un beso.

Pronto será mañana, un día más sin ti, la vida continúa
Como la sangre que brotaba de la herida
Como la lágrima que ya cayó
Te has ido, abuela mía, no volverás
Seguiré viviendo sin más, la historia pronto se repetirá

Es tu turno madre mía, es mi turno, hijos míos. El mundo gira, la muerte avanza.

Sueño

En un sueño abrí un libro
En él decía:
¿Alguna vez has visto a otra criatura de la creación de Dios con una voz distinta a la tuya?
Luego desperté entre brisas y agua.

de tu boca...

De tu boca solo quiero escuchar una palabra
una palabra que hará de las demás sonido muerto.

De tu boca he visto salir esa palabra dirigida a otro que no soy yo.

***

Todas las palabras dichas y por decir, todo lo bueno y lo bello se convierte en sonido muerto cuando de la comisura de tus labios sale una T, de todo, de ti, seguida de una E, de enemigo, como es él, el hombre que recibirá la palabra. Luego un espacio doloroso, un precipicio en el que no quiero caer, la centésima más larga, de la que sin embargo brota una A, inicial de mi nombre y de la palabra que es para él. Luego la sigue rápidamente una M, de mujer, de madre, de ti... Seguida de una O de ocio, como este escrito, o de oro, como tus ojos bajo la luz del sol de medio día: TE AMO, retunda en mis oídos, TE AMO, retunda en los de él.

En mi corazón brota la semilla de odio y rencor del que no posee el amor de su amada. De él brota la semilla que algún día dará frutos, frutos que por fin sellarán su amor y que sepultarán el mío.

ni puta idea

No conozco tus reglas
ni tus modos de actuar
solo sé que saboreo cada una de tus palabras
y siento en mi paladar cada coma, cada tilde...
No conozco tus reglas pero si te conozco a ti
Maldito lenguaje, maldita poesía
Maldita oración

Patria

Oh, patria mía, permíteme ser independiente
Permite que mis ojos vean otros ojos
Que mi mente piense en otras gentes

Oh, patria mía, eres el lugar en el que quiero estar
pero mi libertad vale más

Déjame ser libre, deja de empujar, bajo el cielo de tus ojos
ya no puedo estar

El himno de tu voz, la bandera de tu piel y el mar de tu cabello:
deseo que sean solo un recuerdo más, porque aunque quiera estar
no quiero estar.

Siempre seré el extranjero de otros besos, de otro himno, de otra bandera y de otro mar
porque patria solo hay una: eres tú, patria mía.

Hoja seca

Quiero una vida sin equipajes ni ataduras
quiero ser como el Farewell de Neruda
No quiero que me lloren, tampoco un hogar al que llegar
Solo quiero ser una hoja otoñal a la que el viento empuje
sin un destino especial.
¡Esos sueños suyos no son míos!
Llévame vida, llévame viento
Permíteme caer en tu tormenta y morir sin penas ni glorias
Permíteme morir con la tranquilidad de ser uno más
Uno más del montón

Monólogo del amigo

Sé muy bien que no soy quién para decirte que salgas de tu mundo blanco y negro.
Tampoco puedo decirte que al final todo andará bien: ¿acaso alguien puede? 
Lo que sí sé es que puedo acompañarte en tu mundo, siguiendo los caminos grises y esperando, tal vez, llegar a la meta final que sería un mundo de colores a tu lado. 

El pensar en tu inexistencia duele y me sumerge por momentos en esas aguas grises, de las que tú, sin suerte, nunca lograste salir.

Vive, por favor, aunque no sea para ti. Vive, vive, por mí. Entrégate a mi egoísmo y permíteme vivir también.


Confesión de un enamorado

Tengo que decirte lo que siento
No puedo esperar más por tu amor
El tiempo duele sin tus besos
La vida es corta sin tu ser

Tengo que decirte lo que siento
Mi vida no es vida si no estás
Paso las noches en vela, buscando la silueta
de un cuerpo que nunca está

Y sueño, sueño, sueño, con una vida a tu lado, mi amor
Luego despierto sin tus besos, esperando volver al mundo de los sueños
Pero no estás ni estarás.

Por eso te diré lo que siento desde el más allá.
No hay vida sin tu amor. Mis lágrimas serán la tinta de mi despedida.
La pistola la pincelada que acabe con el cuadro de mi corazón.

Adiós, adiós, adiós. Tengo que decirte lo que siento.
Mi sangre es tu sangre y hasta aquí llega mi vida, que siempre fue tuya.
Nunca mía.

La chica perfecta

Abrió la puerta y todos los reflectores se posaron sobre ella. Los camarógrafos dejaron tirado lo que hacían y comenzaron a disparar con sus cámaras. Cualquier otra persona se habría mareado por la cantidad de flashes y voces, pero ella no. Llevaba ya cinco años siendo perfecta (al menos para todos). Pasaba por la alfombra roja, le gritaban su nombre, ella no los escuchaba, el publico asistente se alzaba en jubilo y nuestra chica perfecta se moría a gotas. Más fotos, menos existencia y el cascaron pronto estaría vacío. Nadie lo sabía, pronto la chica perfecta se consumiría en su propio fuego.

En la sala de una casa cualquiera una niña ve a la chica perfecta. Aspira a ser ella, y un día lo será también para consumirse. Todos quieren ser la chica perfecta, todos quieren ser ella.

El cascaron vacío llega a su casa y aspira e inyecta felicidad por montones. Sus ojos se cierran poco a poco, desenfocando la luz blanca de la bombilla, el agua de la tina recorre sus senos y glúteos duros, su sexo apetecido por muchos y su rostro se hunde. La llama se extingue bajo el agua y la aguja conectada con sus venas le da el último empujón para marchitar el resto de su corazón.

Un pequeño agosto

Eran las tres y el naranja del sol arropaba a todos con su calor. Las brisas de agosto habían llegado y a un niño por fin le compraban su primera cometa. La felicidad tenía forma plástica y cola de tela. Al llegar a casa el niño feliz le informó a sus vecinos sobre su nueva adquisición, les mostró su cometa y luego le dijeron que la volarían. Nuestro niño feliz no sabía manejar esos aparatos, los había visto elevarse en manos de otros niños duchos en el arte de volar cometa, pero él nunca nunca lo había hecho. Cuando le decían para hacerlo con las cometas ajenas él se negaba por miedo a que se quedara enganchada en un poste y tuviese que reponerla, pero ahora no había miedos: TENÍA SU PROPIA COMETA.

A la tarde siguiente el niño feliz y su vecino de unos 15 años subieron al tercer piso de "segundacasa", el joven Diodangel (sus papás eran supremamente cristianos) tomó la cometa y el hijo y la aventó al aire, mientras que la halaba por medio del hilo y soltaba poco a poco. Era un proceso largo y tedioso, pero nuestro niño feliz lo observaba con asombro, ¡era el milagro de volar! Halar, solar el hilo, halar, soltar el hilo. Pronto la cometa estaba encima de la casa de los vecinos, nuestro niño feliz no podía creerlo. Se sentía el dueño del avión, aunque no pudiese pilotearlo. "Oye, préstamelo, yo la vuelo" pero Diodangel siempre le contestaba con negativas, le de´cia que se le podía ir de corte, que esperara a que se elevara, que esto, que lo otro. El niño esperó al lado del joven mientras observaba como poco a poco la cometa surcaba el cielo de las 4 de la tarde y de un momento a otro escucho palabras que le aceleraron el corazón: "toma". Sacó fuerzas de donde no las tenía y tomó el hilo. Sintió la tensión, pensó que tal vez el viento se lo llevaría con todo y cometa y del miedo le trató de pasar de nuevo el hilo a Diodangel, que no se dio cuenta y la cometa se fue volando para nunca regresar jamás. Nuestro niño feliz ya no lo era tanto y un "para eso pides que te compren las cosas" lo terminó de joder.

Nuestro niño no volvió a volar cometas. Tampoco volvió a sentirse así. Pero ese momento se quedó guardado en su mente, hasta el día de hoy, en que bajo el cielo gris y las olas de la playa busca sin fortuna a sus amigos.

Madrugada

Son las dos de la mañana y tus ojos cansados se iluminan con el brillo de la pantalla. Huyes, sabes que cuando ésta se apague y te alejes de los me gustas, los me encanta o los me enoja te toparás de frente con él. No hay nada más ruidoso que el silencio de la noche, el silencio abrumador y ensordecedor de tu ser.

??2

La vida carece de sentido, sin embargo, el ser humano la sigue viviendo. ¿Por qué? Porque la vida misma es inherente a su condición. Aborrecemos la muerte. En nuestra ponderación interna la existencia siempre está por encima de la no existencia.

Desde el futuro...

Muchos años habían pasado desde que el ser humano descubrió la felicidad. En un principio, el hombre gravitaba en torno a ella de modo que era el fin último de la vida, todo lo que valiera la pena debía estar impregnado de esta idea tonta. Lo paradójico de aquello es que ahora que la hemos descubierto huimos de ella, nos fastidia, la felicidad absoluta ahora es nuestra "tristeza", sin embargo, toda historia debe iniciar desde el principio y no el final.

En el año 2150 científicos descubrieron la medicina de la felicidad, había estado rondando la vida de todos desde siempre, pero el compuesto que hayaron era permanente. Todos los caminos del ser humano habían llegado a su fin. En ese momento se tenían varias cosas claras: la felicidad era algo alcanzable, pero pasajero, momentáneo y se podía acceder a ella de muchos modos, desde drogas hasta libros. Sin embargo, las mentes básicas de aquellos años ya lejanos -antes de los 20's- le daban un significado más allá de lo que en realidad era, nosotros la vemos como lo que es y siempre fue: un conjunto de reacciones químicas en nuestro cerebro, ahora permanentes por la droga. Por su parte, Ellos la vanagloriaban y la perseguían toda su vida (aunque siempre estuviera literalmente al alcance de su mano). El ser humano de aquella época arcaica era una criatura extraña que en todo caso ahora desearíamos ser. Ahora, nosotros que somos su futuro sufrimos de felicidad, ahora vemos que la meta final de la vida no es mas que una ilusión. Vivimos felices, siempre, y no es una felicidad falsa, es la misma que sientes cuando vez a tu hijo nacer, no hay diferencia. Tú, humano de antes dirás que estar drogado no es estar feliz, pero tus cientifícos, limitados para su tiempo, ya lo saben.

Actualmente sabemos que la meta del ser humano arcaico es basura y hemos descubierto una mejor, la cuál en nuestra gran sabiduría, consideramos la verdadera, sin embargo aún no será revelada, es necesario mostrar más de nuestro futuro feliz.

Normalmente el día de un humano del futuro inicia viendo el sol, nuestras ventanas se abren solas al recibir el primer rayo y nuestra estrella madre nos despierta con su brillo en la cara. Nos levantamos felices, la vida es bella. Luego, y creo que es lo que hacen la mayoría, van al baño, se ven al espejo y se dicen que son felices, hacen sus necesidades o se lavan los dientes y la sonrisa siempre está en sus rostros. Posterior a eso desayunan, si tienen familia se saludan, van a una mesa, comen, hablan, etc. A los niños de hoy se les da felicidad desde que están en el vientre de la madre, a ella se le suministra la droga y el bebé la recibe. Podrá sonar sorprendente, pero somos felices desde que nacemos. Continuando con la narración te puedo decir que las personas trabajan felices, envían a los niños al colegio a ser felices y luego todos vuelven a casa felices y así hasta el día siguiente.

Dirás: ¿pues qué bien, no? Sé que esa es la vida que sueñas, la meta que quieres alcanzar a costa del sacrificio de algunos años -si tienes suerte- y de muchos, si eres como el promedio. Podría decirte también, que si le preguntaras a alguien sobre cuál es su meta te respondiría algo así como lo que acabo de narrarte: familia, felicidad... Nuestra felicidad.

Te he dicho, pues, que esa felicidad es nuestra "tristeza", aunque suena contradictorio y lo es, más porque yo no sé qué es la tristeza. He buscado en un diccionario y prácticamente decía que era el antónimo de la felicidad, y creo que de una extraña manera así nos sentimos. Muy en nuestro interior. Ahora, gracias a la felicidad permanente no tenemos ninguna meta, a diferencia de ustedes, nosotros ya nacimos con la meta, qué hay después, absolutamente nada, un precipicio. La tasa de suicidio actual es la más alta en 30 años, les llamamos los suicidas alegres. No te puedes imaginar lo perturbador que es ver las noticias y en la pantalla encontrar el rostro ensangrentado o morado de algún ser humano mientras tiene una sonrisa en al cara y nos da felicidad. Nos alegramos por él. Acabar con la vida da felicidad, la muerte es igual a la vida. Somos felices cuando nacen y somos felices cuando mueren, lo somos en el hambre y en la abundancia, lo somos en la guerra y en la paz. Retomando lo que te decía la felicidad actualmente es un estado permanente, no conocemos nada más que al felicidad, tal vez ha perdido significado, pero no lo puedo saber con certeza.

Dentro de unos años saldrá al mercado una nueva droga... La del sufrimiento, esta se tomará, según han dicho en la TV antes de la felicidad. Aparentemente podremos sentir algo distinto, le tengo mucha fé. No puedo esperar a tomar algo de sufrimiento, creo que seré como tú.

Antes de despedirme en los párrafos de arriba te he dicho que sabemos el secreto... Pero mejor dejaré que lo descubras, tal vez si alguien en ese pasado distante lee esto lo sabrá interpretar y sacar del torrente de palabras que acabo de vomitar. Saludos desde el más acá.

Ser, estar, pertenecer.

P.R

Las colillas de cigarrillos danzaban por el piso rojo al son del viento, titilado como luciérnagas y muriendo al instante. El olor a María te recibía con una cachetada, luego te acostumbrabas, todos sacaban su pipa y se fumaban la vida: llenaban sus pulmones de felicidad pasajera. Algunos estaban en cuerpo pero no en mente, observaban las olas del mar mientras pensaban en cualquier cosa: desde la cura para el cáncer hasta cuándo pasaban 24hrs cuando era fin de semana. Otros, por el contrario, observaban a su alrededor, con extrañeza, la transformación de las personas, sus ojos adormilados, rojos, sus bocas sedientas de agua y palabras. Pese a las diferencias entre los dos sujetos cada uno entendía que este lugar era un hogar lejos de casa, un escape a su vida, un piso rojo.

Timidez

Un pequeño simio está encima de tu hombro
Cada palabra que lanzas es una razón más para callar
Al simio no le gusta verte expresar, es resentido, nunca parara.

Abres la boca y su mano se posa en ella
La retiras urgido, pero ahí siempre está.
La idea que una vez tuviste escapó de tus palabras.
El simio está feliz.

Inocencia

Inocencia, a dónde has ido
ya no recuerdo tu rostro
necesito saber cuándo volverás
-nunca jamás-

Inocencia, extraño ver sin desviar
dónde estás
-perdida para siempre-

??

Es una tarea difícil. En un principio, cuando eres pequeño no te preocupa la idea, no sabes que existe. Eres como un animal y te mueves por instinto. Abres los ojos y ves las primeras luces de lo que será tu vida y escuchas las voces que te acompañarán hasta que sean calladas por la muerte. Eres un monton de materia: respiras, comes y defecas. Te deslumbra la vida que no conoces. Desde ese momento inicia un proceso de crecimiento, lo que en principio fuiste dejas de serlo, te comunicas, transformas sonidos en palabras, y sin embargo la idea no aparece en tu cabeza. ¿En qué momento aparece el interrogante? 

Para responder a esa pregunta diré que en la adolescencia. Aparece en esta etapa porque es la de mayores cambios, la sociedad que nos veía como niños de un momento a otro comienza a vernos como adultos. Observamos, esta vez sin deslumbranos (y tal vez con un poco de asco), que a esa sociedad es a la que debemos pertenecer y pronto lo haremos. Pero antes de entrar en ella podemos verla desde lo lejos, como un espectador. Vemos sus movimientos, las interacciones y de un momento a otro nace la pregunta: ¿qué sentido tiene?. Claramente no creo que este interrogante nazca en todas las mentes y no creo que tenga que ver con una cuestión de inteligencia. A algunos se les da y a otros no. 

Una vez nos hemos hecho la pregunta, ella ronda como un mozquito nuestras vidas, la ignoramos a veces cuando obtenemos nuestro opio: diversión o tristeza, amor o desamor, pero sigue allí. Luego de que el efecto de estas drogas pasa, la pregunta nos golpea como un martillo. Nuestra cabeza comienza a sangrar y con la sangre se disuelve esa pregunta, tal vez un poco de ella quede dentro de nosotros y circule por nuestro cuerpo y ahí está: lo que en principio era un interrogante ahora es una sensación. Sentimos que hay algo mal en todo. De un momento a otro, estando en una fiesta, hablando con amigos o caminando te preguntas porqué, para qué. No encuentras una respuesta, la sensación te apriciona, el peso te aplazta y escapas. Vuelves a lo que estabas haciendo, no la respondes y la dejas atrás. Pero qué pasa cuando te mantienes en la sensación... Comienza un proceso sin fin. Las respuestas llegan dependiendo de quién eres. Te dirás que hay sentido en dios, te dirás que hay sentido porque sí o te responderás que no lo hay. La primera de las personas huye de la sensación, la reemplaza por otra mucho más placentera, una que da bienestar y te cobija en las noches frías; la segunda puede que tenga razón o que no, no lo sé. Como yo lo veo responder de esta manera también es huir, es tomar lo general de la pregunta y minimizarla a la existencia de uno, no creo que sea una respuesta verdadera. Por último está la tercera. Cuando se responde que no hay sentido en la vida la sensación no se va, como puede que suceda en las otras, al contrario, se hace más y más latente y es que dar esa respuesta tiene mucha trasendencia, la cual en principio puede pasar desapercibida. Al responder de esta manera la sensación se vuelve un para qué entonces. Para qué vivir si no hay sentido. Para qué hacer esto o lo otro. La tercera de las preguntas es peligrosa precisamente porque lleva a la no existencia. Suicidio. 

Algunos eligirán esa opción. El suicidio por la falta de sentido de la vida, otros, como yo, seguiremos viviendo con la sensación. Esperando más momentos de opio, hasta que de un momento a otro dejemos de ser espectadores y entremos al juego de la sociedad. En ese momento estaremos demasiado ocupados para preguntarnoslo y pronto la sensación desaparecerá.

Un viaje a Medellín (Borrador)

I. TAXI

"Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."
Edwin cerró el libro y siguió observando por la ventana del taxi. Se dirigía al aeropuerto. Por fin, luego de encontrar muchas excusas había decidido realizar su viaje, el destino: Medellín.

En el trayecto de su casa al aeropuerto nunca dirigió palabras con el taxista, pero cuando el conductor se percató de que había dejado de leer decidió entablar una conversación:

- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué? 
Edwin que estaba pensando en lo que acababa de leer salió de sus ensoñaciones  y respondió:
- ¿Cómo?
- Que para dónde vas, man, te vas de viaje, si o qué -contestó el taxista mientras miraba a Edwin por el espejo retrovisor.
- Voy para Medellín... 
- Bacano pai, yo fui por allá una vez, creo yo que hace 8 años, muy bonita esa vaina y las hembritas más.
- Si, si...-respondió mientras miraba por la ventana y asentía con su cabeza.

El conductor, al ver la actitud de Edwin prefirió no preguntar más.

- Déjeme por aquí- dijo Edwin. Y el taxista detuvo el coche, lo acercó al andén y salió para ayudarlo con las maletas. Una vez éstas estuvieron en el suelo Edwin sacó de su billetera, le entregó un billete de 20.000 pesos y se dispuso a entrar al aeropuerto. Atrás se escucho: "¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas qu..."

No le importó, tomó sus audífonos, encendió su música y siguió caminando al son de Raining Blood de Slayer.

II. ESPERA

Miraba al techo, miraba su celular. Lo mismo de siempre, likes, emojis... Hola, chao. Estaba sentado, esperando su hora. En la mano izquierda tenía su celular y en la derecha su boleto: "AH1N1 - Cartagena - Medellín". El avión partiría dentro de tres horas por problemas climáticos. Se dijo así mismo que lo mejor era dormir.

     - ¡Mierda!- escuchó e inmediatamente salió del letargo del sueño, volteó hacía atrás y se dio cuenta de que habían como 10 personas, más o menos, frente a un televisor. Tomó sus cosas y se dispuso a ver qué pasaba. Al llegar ahí vió la imagen:

ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"

     Sorprendido por la noticia Edwin pensó que ese era su vuelo, que se había salvado de morir por quedarse dormido y fue en ese entonces cuando de las bocinas del aeropuerto se escuchó: "Los pasajeros del AH1NI pueden iniciar el abordaje. Los pasajeros del AH1NI pueden...". Enseguida abrió el boleto y rectificó: era su avión. Corrió y abordó. Por fin luego de tantas excusas podría viajar.


III. EN LOS CIELOS

El trayecto continuaba sin contratiempos, Edwin ya había volado por lo que la idea de hacerlo no le causaba ningún malestar. Le tocó el puesto de la mitad en la fila de tres. A su izquierda estaba una mujer que parecía de unos 30 años, él pensaba que era muy atractiva; a su derecha estaba otra mujer, pero ésta era mayor, tenía el cabello canoso y ya estaba arrugada. A Edwin le pareció chistosa la contradicción, muy pronto la joven estaría así y la firmeza de sus senos y muslos se perdería. El por ahora no tenía que pensar en eso, la muerte aún era una posibilidad lejana.
     - Señor, señor, señor...- Y alguien tocó su hombro. Abrió los ojos y miró hacía la izquierda: era la azafata con su bandeja ofreciendo algo de tomar. Eligió un jugo, de mala gana, y se quedó mirando el techo del avión mientras bebía de su jugo, no sabía de qué era, pero estaba bueno así que le dio igual.

     Al terminar el jugo le dieron ganas de ir al baño. Orinaría, se echaría agua en la cara y volvería a su asiento. Volteó a su izquierda y la mujer joven estaba dormida. Pese a que le causaba pena tener que despertarla lo hizo para así poder pasar. Se levantó, "disculpe", y en ese momento sus ojos se cruzaron con los de la mujer. Eran grandes, tanto los ojos como sus senos, que desde su posición se podían ver en su inmensidad. Tenía una blusa un poco escotada, de rayas horizontales de colores negro y blanco. Ella posó su mirada en Edwin, que en ese momento le estaba viendo los senos. Él se percató y sintió un calor recorriendo su cara. Se había sonrojando, acto seguido fue rápidamente al baño.

     - Ya va...- dijo después de escuchar el toque de la puerta. -Ya va...- otra vez - ¡Ya va, carajo!- al oírla por tercera vez. Se lavó la cara, quitó el cerrojo y cuando abrió se dio cuenta de quien tocaba era la mujer joven. Enseguida ella lo empujó y el cayó sentado. La quedó mirando, sorprendido, mientras ella cerraba de nuevo la puerta, se volteó hacía él, lo miró con sus ojos grandes. Se quitó la blusa y se bajó lo que terminó siendo una falda negra.


IV. TIERRA

Estaba feliz, había llegado a Medellín, había tenido relaciones con una mujer unos 10 años mayor que él, bastante atractiva, todo andaba de lo mejor. Pensaba en cómo le contaría a sus amigos la hazaña... También pensaba en que no le creerían. Trató de pedirle el nombre a la mujer, pero en todo el acto ella no dijo ni una sola palabra. No importaba, logró su cometido y estaba feliz.
     Después de hacer todo el trámite salió a la calle a tomar un taxi. En la salida estaban parqueados muchos así que escogió al primero que le dijo "a la orden". Dio la dirección y miró por la ventana  la ciudad que lo recibía. Iría un rato al centro y luego tendría que tomar un bus para ir a un pueblo a las fueras donde se quedaría a dormir los días que estaría allá. 

     En el viaje al centro no pasó mucho, luego de pagar al taxista entró a unos locales comerciales y compró unas manillas y un collar que le llevaría a Camila como detalle por permitirle quedar en la casa de sus abuelos. A Camila la había conocido por casualidad, una amiga de él se la presentó en una fiesta y se hicieron amigos enseguida. Tenían poco en común, y eso lo hacía perfecto. Se complementaban de una manera extraña. Mientras que ella era una especie de sol en todos los lugares que iba, Edwin era un poco como el brillo frío de la luna. Ella era ruidosa mientras que Edwin un poco más taciturno, pero así estaba bien, Camila le sacaba las palabras a la fuerza a Edwin y siempre terminaban teniendo conversaciones de lo más interesantes. Hablaban de todo, desde el mal de amores que Edwin sufrió por años y del que Camila se reía porque "usted no merece una pelada así, deje de ser tan bobo, acá y allá hay mucha pelada bonita y usted atrás de esa" y siempre que decía "esa" le salía su sonrisa característica, también hablaban de la vida, del paso del tiempo y cuando estaban borrachos discutían si Dios existía o no.

     Después de 45 minutos por una trocha llegó a la casa de los abuelos de Camila. Era grande, tenía dos niveles y en el primero había una piscina, estaba bellamente decorada con flores de muchos colores y el piso era de un anaranjado pálido el cuál contrastaba perfectamente con la decoración. "¡Edwin!" y bajó corriendo las escaleras y lo abrazó. -Ven, qué quieres, agua, jugo... Dime. Edwin le preguntó que dónde dejaba las maletas, que dónde dormiría, pero ella no le prestaba atención, quería hablar de otras cosas y luego se preocuparían por esa nimiedades. Pronto se hicieron las 12, habían hablado de muchas cosas, como siempre. Camila le había comentado que más tarde saldría a una rumbita cerca, que si quería ir le dijera, pero Edwin estaba cansado y adicional a eso no le gustaban las rumbitas. Prefirió irse a dormir y Camila se fue.

     Edwin se levantó a la madrugada, sudando, había tenido una pesadilla de lo mas extraña. En ella se veía así mismo en un avión, sentado del lado de la ventana, a su lado había un joven, más o menos de su edad y más allá otra persona, sabía que era hombre, pero no identificaba cómo o quién era. En su sueño Edwin se asomaba por la ventana y se veía así mismo viejo, canoso y arrugado. En ese momento despertó. Decidió que lo mejor era salir a tomar un poco de aire, revisó su celular y eran las tres de la mañana. Entró a WhatsApp y miró los estados, Camila había montado uno hacía 10 minutos, así que supuso que todavía estaba en la fiesta. Caminó hacia la cocina, tomó un vaso de agua del refrigerador y luego fue al baño, cuando se miró al espejo se vio viejo, canoso y arrugado. Enseguida despertó.

V. TIERRA 2

- Tuve una pesadilla bien rara, marica. Me desperté primero porque según yo estaba soñando y luego me volví a despertar cuando me desperté, una vaina extraña. Como dos pesadillas en una. Me gané la lotería con esa- dijo mientras se reía. Camila que estaba frente a él no le prestó atención, miraba fijo a su comida, tenía los ojos rojos, como si hubiese llorado toda la noche. Edwin le preguntó que cómo había estado la fiesta y Camila feliz le respondió: "BACANÍSIMA, aunque yo me devolví temprano porque estabas acá solo y quería levantarme temprano para poder pasar la mañana contigo. -A qué hora volviste- Le preguntó Edwin, y ella respondió que a las 12, que cuando llegó pensó que lo encontraría despierto pero estaba rendido. Para sus adentros se dijo, qué sueño más extraño.

     Eran las 5 de la tarde y decidieron salir a tomarse fotos y comer, por el camino iban hablando de política. La familia de Camila había votado por el candidato contrario al de Edwin y él le decía a Camila toda clase de cosas. A Camila no le importaba, ni le prestaba atención a lo que decía y frecuentemente le interrumpía para decirle que aquí vive fulana, y allá vive mengano, que aquí hacían arepitas muy sabrosas y que allá vendían bandeja paisa. Al final Edwin se rindió, en todo caso ya se habían perdido las elecciones. 

     Dos semanas habían pasado muy rápido, ya mañana tendría que irse para Cartagena, la había pasado bien, aunque a las mañanas siempre permanecía solo porque Camila trabajaba de lunes a sábado en un pequeño local que era familia de sus padres, ahí vendía de toda clase de cosas. Edwin esperó a que llegara Camila y le dijo que ya mañana se iba, Camila le decía que muy triste, que se quedara. Edwin se fue a dormir temprano para poder ir al aeropuerto a la mañana y viajar. Al poco tiempo de haberse acostado tuvo otro sueño, esta vez estaba en una mesa, miraba un plato de comida fijamente. -Edwin, Edwin, despierta - Y abrió los ojos y se dio cuenta de que era Camila que había entrado a su cuarto.

- Qué pasó - dijo Edwin.
- Hey, conseguí a alguien que te puede comprar el boleto, así que te puedes ir después- le respondió Camila, emocionada.
- Cómo así, no te entiendo.
- Hombre, que mañana no te vas, ya y le dije a tu mamá que te quedarías acá mucho más tiempo y me dijo que no había problema, así que levántate y vamos a la piscina.

     En la piscina Camila estaba nadando y Edwin en la escalera mirando al cielo. No tenía ganas de entrar, el agua a esa hora estaba muy fría. A los quince minutos de estar así Camila salió de la piscina y se sentó al lado de él, lo abrazó, Edwin sintió frío y calor. Nunca había tenido a Camila así de cerca, y menos en vestido de baño. Camila lo tomó del rostro y lo besó. Se dirigieron a su cuarto.

     El mismo sueño, Camila había llorado otra vez, tenía los ojos muy rojos, estaba molesta con Edwin, estaba molesta con todos, con el mundo, con la vida, con la muerte. Lo que Edwin había hecho ayer era imperdonable, y sin embargo lo entendía, o eso creía, él la había dejado plantada. Nunca le había pasado esto con un hombre, ella se sabía atractiva, así que un rechazo la golpeó mucho. Pero lo perdonaba, él  no podía luchar contra el clima.

     Otra semana más y Edwin. de nuevo, se tenía que ir. Camila le repetía lo mismo: tu mamá, encontré a alguien, otra semana más. Ya había pasado cinco veces esto y se empezaba a preocupar por lo que pensaría su mamá. Y qué tal que Camila nunca le hubiese informado a su mamá. Esa idea le daba escalofríos, no podía imaginar el castigo que recibiría así que le dijo a Camila que no, que él se iría mañana, que no podría quedarse más tiempo. Al terminar de decir esto Camila salió corriendo, vio de sus ojos brotar lagrimas, pero no había nada que hacer, tenía que irse.  

     Se despertó a las cuatro de la madrugada, la noche anterior se había bañado para poder irse sin hacer ningún ruido. Cogió sus maletas y salió a la calle, pero cuando volteó hacía la derecha solo había un resplandor y hacía la izquierda no había nada. Su pulso se aceleró, se dijo así mismo que estaba soñando, entró de nuevo a la casa de Camila, pero ya no había casa, solo un baño, se escuchaba el ruido del motor del avión, afuera una tormenta, tomó su bolsillo y leyó "AH1N1 - Cartagena - Medellín" en ese momento el resplandor que había visto rellenó todo el espacio, incluyéndolo a él, un segundo antes de desaparecer recordó: "Lloraba desconsolado porque había comprendido su triste destino. La muerte siempre estuvo en su camino."

VI. CAMILA

Lo había estado esperando en el aeropuerto por dos horas cuando por fin vio en la televisión el siguiente mensaje:

"ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES"

     Inmediatamente se fue a su casa, lloraba desconsolada, no podía creerlo, Edwin la había dejado plantada, la había cambiado por la muerte, había decidido irse antes, sin despedirse. Esa noche soñó, y así sería por el resto de esa semana que Edwin había llegado, que le ofrecía jugo, irse de fiesta, que le contaba sobre sus pesadillas, que salían a tomarse fotos, que hablaban de politica y arepitas, que lo besaba luego de estar en la piscina. Todo eso había soñado. El domingo tuvo el último sueño, en él perdonaba a Edwin por dejarla plantada y una luz la cegaba hasta que despertó. No volvió a soñar con él pero siguió llorando desconsolada porque había comprendido el triste destino de Edwin. La muerte estuvo en su camino.

VII. UN TAXISTA

-¡De nada! Nojoda, se quieren creer mas que uno, eche...- dijo un taxista. Luego, cuando entró a su carro y revisó los cojines de atrás se dio cuenta de que había una pequeña manilla. Salió corriendo, mientras gritaba: ¡Hey, hey, se te quedó!, pero él no lo escuchaba, se había puesto sus audífonos y no quiso entrar al aeropuerto. En ese momento escuchó a un policía y escuchó los pitos de otros carros, necesitaban que se moviera, salió corriendo y en ese momento aplastó a una mariposa. No se dio cuenta.

     Ya dentro del taxi pensaba en que ese antipático no merecía ni que le devolviera la manilla, nojoda. Encendió la radio, estaba sonando una champetica que le gustaba, ya estaba en el centro, vio a un pasajero, se subió:

- ¿Y a dónde te diriges, pelao, vas dónde una leita, qué?
- Voy para Medellín... 
- Bacano, man, hace un rato se subió uno que iba para allá también, cule de antipático, mi vale, no quería ni hablar. Hasta dejó una manillita de la Virgen del Carmen y cuando lo llamé para devolversela ni volteó.
- Bro, así son, hay gente bien odiosa -respondió el nuevo pasajero mientras revisaba su boleto para ver si todo estaba en orden, en él se leía "AH1NI - Cartagena - Medellín". Inmediatamente después de eso en la radio se interrumpió la programación, Mr. Black quedó por "ya llegó el amor..." y el narrador dijo: "ACCIDENTE AÉREO. AVIÓN AH1N1 IMPACTADO POR UN RAYO. NO HAY SOBREVIVIENTES. Según nos informan el avión había salido hacía 30 minutos del aeropuerto de Cartagena rumbo a Medellín."

     El taxi se detuvo, el conductor miró al pasajero y dijo: Hijueputa.









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Enmiendas:
1. Necesita mayor conexión entre párrafos.
2. Mayor desarrollo de los acontecimientos.
3. Mezclar más la realidad, generar confusión.
4. Mostrar mejor la imagen de Edwin (persona que pospone todo)